Los habitantes de diferentes partes de la geografía monaguense agradecieron al cielo la lluvia que se registró este martes durante el día.
A criterio de los maturineses, el agua caída del cielo “llega como una bendición luego de días de intenso calor”, por lo que destacaron que la misma cayó para refrescar la jornada.
“Gracias a Dios, porque el calor era inaguantable y nos estábamos muriendo. En mi caso que sufro de hipertensión tenía que estar con una toalla húmeda en el cuello para contrarrestar la sensación térmica”, dijo Guillermina Milano.
En algunos sectores de la ciudad, más de un “aventurero” aprovechó la oportunidad para disfrutar y bañarse bajo la lluvia, con la cual jugaron como en tiempos de infancia.
Otros, donde no llega agua por sistema de tuberías, sacaron unos pipotes y recogieron para tenerla almacenada y así realizarar los oficios diarios.
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