Varias generaciones han pasado y el pueblo de Viento Fresco, en el municipio Cedeño, se ha quedado en el pasado, con precariedades en el suministro de agua por tuberías.
Hoy son más de mil 600 familias las que se ven afectadas por la grave escasez del preciado líquido, lo que obliga a muchos a caminar largos trayectos para conseguir una «pimpinita» de agua. Algunos van hasta el río de la localidad y otros la comunidad más cercana.
Los afectados, como el señor José Manuel Sánchez, quien tiene 26 años trabajando en el Instituto de Agua, indican que varios de sus vecinos se han enfermado del estómago por la ingesta del agua que consiguen, bien sean de algún pozo, lluvia o río.
En este sentido, Yauxelis Vallenilla manifestó que grupos de personas se dirigen hasta la planta de agua del pueblo, en La Meceta, para llenar sus envases.
«Aquí pasamos mucho trabajo por el agua. Nos abastecemos del cielo y esa agua se cuela y se consume», dijo la afectada.
Explicó que la situación data desde el derrame de petróleo en el río Guarapiche, en 2002, en tiempos del -Gato Briceño-, desde entonces «los gobernantes que han pasado por la Alcaldía no han dado solución».
Detalló la fuente que la parroquia de Viento Fresco está conformada por tres sectores El Tanque, El Centro y Las Flores. Todos estos se abastecían a través de un proceso de bombeo de la planta de La Meceta.
Los lugareños piden a las autoridades municipales y regionales dar solución a esta comunidad, la cual anhela contar en ese vital servicio para los quehaceres del hogar y consumo.