26Abr2024

El pequeño fue velado en casa de su abuela paterna. Familiares dijeron que los últimos días el jovencito estaba callado pero nunca dijo que algo estaba sucediendo

Por: Omar Padron  |   10 Feb, 2022 - 4:36 pm

«No quiero recordar mucho porque me pongo muy mal. El niño vino temprano, la noche del sábado y compartió conmigo un pan y a las 4 de la madrugada nos llamaron desesperados diciendo que lo sacaron para el Hospital porque se puso morado y con los ojos en blanco; pensé que había sido por una fiebre», relató muy afectada la señora Luisa de Bellorín, abuela paterna de Sebastián, el jovencito de 12 años que murió en manos de su propia madre y padrastro el pasado 6 de febrero en el sector Alto Paramaconi.

La mujer, aún convaleciente por una fractura en uno de sus brazos por una caída que sufrió, rompe en llanto cada vez que mira la foto de su nieto que reposa sobre una mesa en un rincón de su sala. Ni ella y ninguno de sus parientes consiguen explicaciones sobre lo sucedido porque el jovencito nunca mencionó sobre alguna situación extraña en la casa donde vivía con su progenitora.

Explica la dama que, de momento creyeron la versión que Sebastián había sufrido un ataque al corazón porque hace un año, mismo tiempo que se quedaba a dormir con su mamá, presentó un cuadro febril y por complicarse ameritó su traslado al hospital.

Un primo de Sebastián dijo «nos enteramos del abuso por las redes sociales y que tanto su mamá, Andreina Pérez, y su pareja, Luis Miguel Bolívar, serían los culpables del crimen».

«Aún no podemos creerlo. Yo me niego aceptar que esto está pasando porque esa mujer cuando convivió entre nosotros, en casa de su suegra, nunca mostró indicios de algún vicio o conducta extraña hacia sus hijos», comentó con voz quebrantada una tía de la víctima, quien prefirió no identificarse.

Agrega la abuela que «algunas veces el niño se tornaba agresivo y rebelde porque quería irse a casa de su mamá. Él era muy pegado a ella. No entiendo qué pudo pasar porque una madre siempre debe velar por el bienestar de sus hijos».

Varias veces -sigue relatando- lo notaron muy callado y solo respondía las cosas puntuales, pero jamás llegaron a imaginar que estaba siendo abusado.

«Nunca dijo nada, yo siempre le preguntaba cómo le iba y sí se sentía cómodo con su mamá, a lo que él respondía que todo estaba bien y por eso no sabíamos la magnitud del problema», dijo.

Agregó que, como abuela «no podía obligarlo a que no fuera a casa de su mamá. Ella cuando se fue de esta casa, hace 5 años por la separación con mi hijo, se mudó a una pieza en ‘los ranchos’ (una invasión cercana), pero para ese entonces los niños se quedaron aquí y Andreina siempre venía a visitarlos  y a traerles comida, -estaba pendiente de sus muchachos-«.

Bellorín describe a su nieto como un niño tranquilo «él no era muchacho de andar por la calle jugando o corriendo, siempre estaba estudiando o dibujando; en sus tiempos libres compartía con sus dos hermanitos y en el patio ayudando a barrer».

En medio del relato, la mujer y el resto de sus nietos aseguraron desconocer que Alejandra tenía una nueva pareja «nunca llegamos a verlo con ella. No sabemos quién era él».

Noche de la tragedia

La señora Luisa explica que la noche de la tragedia el niño insistió en querer irse a casa de su mamá, a unas cuadras de su su vivienda.

Detalla que los dos hermanitos de Sebastián se salvaron porque uno de ellos se quedó con su papá en el sector El Paraíso y la otra criatura, en casa de unos primos.

«No tuve ningún presentimiento extraño, solo el dolor en el brazo, porque se supone que estando con ella estaría bien».

«Un vecino nos despertó de madrugada, desde la reja del frente nos dijo que vieron a Andreina desesperada montando al niño en un carro para llevarlo al Hospital porque estaba descompensado. Le dije a mis nietos, vamos a quedarnos quietos porque puede que sea una fiebre como la vez pasada, sin embargo, en el transcurso de la mañana nos cae el balde de agua fría que Sebas se había muerto», contó.

«Yo entré en crisis y estoy levantadita porque me han dado a tomar unos guarapos. No puedo escuchar que llaman a la puerta porque es revivir ese instante», agregó la señora.

Sebastián llegó muerto a la emergencia del Manuel Núñez Tovar, los signos hallados en el cuerpo del niño encendió las alarmas de los doctores, quienes dieron parte a las autoridades.

La autopsia reveló que el niño falleció por asfixia mecánica por obstrucción de las vías aéreas superiores, además de presentar hematomas en la boca. Trascendió que el padrastro, aprovechando su fuerza física lo sometió para tocar sus partes y cometer la aberración.

Tal parece que la madre del jovencito en lugar de defenderlo, actuó sin sentimiento de culpa y apoyó la atrocidad.

La fuente indica que la mujer tapaba la nariz y la boca de su hijo para que este no gritara y nadie se percatara de lo que sucedía. Pero todo se les escapó de las manos y le produjo la muerte al pequeño.

Nadie escuchó nada

Sebastián comenzaba abrir los ojos al mundo y se desarrollaba en una zona, que de acuerdo a indicadores de violencia, donde se reporta una fuerte incidencia delictiva.

Pese a este escenario, seguía adelante con un futuro prometedor que fue truncado por las manos de su madre. Sebastián estudiaba primer año de bachillerato en el liceo Marlene Sequea de Campos.

Al conversar con algunos vecinos de Alejandra, muchos mostraron su asombro por lo sucedido, aseguraron que esa noche no escucharon ruido extraño.

«Nos enteramos de todo fue cuando la vinos pidiendo auxilio y uno de los vecinos que tiene una buseta le prestó el apoyo para llevarlos hasta al hospital», dijo un lugareño.

Ellos aseguran también que nunca la escucharon pelear ni gritar dentro de su casa, una pieza en construcción. Del mismo modo señalaron desconocer quien era la pareja de Alejandra.

«El muy poco se le vía por acá, solamente de noche y bien temprano se marchaba», rumoraron.

Los vecinos de Sebastián coinciden que el niño era tranquilo y siempre se le veía por las tarde sentado al frente de su casa con un libro o un cuaderno estudiando.

Se conoció que Luis Miguel Bolívar Moreno, al parecer, es hijo de un funcionario policial y tenía, según datos extraoficiales, registro por homicidio en el 2010.

Detenidos

Tras la detención por averiguación y descubrimiento del aberrante suceso, la Fiscal Novena con competencia en Protección de Niños, Niñas y Adolescentes imputó los delitos de Homicidio Calificado con Alevosía y Abuso Sexual con Penetración en Acción Continuada, a ambos en grado de coautoría.

Tribunal respectivo y se estableció como sitio de reclusión el Internado Judicial de Monagas, también conocido como cárcel de «La Pica».

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