Debido al incremento en el precio del dólar, más de un residente de Maturín ha visto mermado el consumo de proteína animal, específicamente de pollo, que en la actualidad tiene un costo elevado, por lo que muchos han optado por alternativas que ayuden a mitigar el efecto y a la vez obtener el sabor del producto en sus comida y preparaciones.
En los mercados de la ciudad, ha tenido demanda la compra de pescuezo y carapachos de pollos. El primero, según el puesto donde lo compre oscila su valor entre los 15 y 20 bolívares por kilo, mientras que el segundo su costo es de aproximadamente entre Bs. 20 y 30 por kilogramo.
El carapacho de pollo que muchos usaban para hacer la comida de las mascotas, ahora se está usando como proteína principal en el almuerzo de la familia, “el dinero no me alcanza para comprar un pollo completo o un trozo de carne”, afirmó Delia Azocar, quien vive en el sector Las Cocuizas, y a pesar de trabajar en una empresa privada, no gana lo suficiente para cubrir lo esencial de la cesta básica.
Comprar y comer carne se ha vuelto un verdadero lujo en relación a los precios que se pueden encontrar en mercados y carnicerías.
Hay vendedores que aseguran haber tenido clientes buscando pellejos o cuero para cocinar y hacer frente al hambre. El pescado (según la preferencia del consumidor) aun se encuentra un costo módico (siendo la cojinua el más económico, en Bs. 25), lo que representa otra alternativa para el comensal.
Estudios revelan que los venezolanos en el caso de las proteínas de origen animal, el consumo de la misma cayó considerablemente, lo que repercute en la sana alimentación de las personas, evidenciándose casos crónicos de desnutrición en poblaciones vulnerables como los jóvenes y niños.