Los maturineses extrañan la que en su momento fue la «ciudad Distinta». La capital del estado Monagas llegó a ser considerada como una de las ciudades más limpias del país.
En la actualidad, la también conocida como «Sultana del Guarapiche», presenta una serie de problemas que viene arrastrando desde hace años y que parecieran haber sido olvidados por los mandatarios que la han gobernado.
Uno de ellos actualmente esta a la vista de todos, los que habitan en la ciudad y de aquellos que vienen desde otras zonas por razones de estudios, salud o compromiso laboral.
Los olores nauseabundos debido al desbordamiento de las cloacas no es solamente en los sectores populares, en el casco central de Maturín es común percibirlos y aguantarse las ganas de vomitar.
Caminar por el Paseo Bolívar (tramo Juana La Avanzadora- colegio Vicente Salías) es para guapos, desde hace meses una tanquilla se encuentra derramando aguas residuales que corren a lo largo del mencionado trayecto.
A pocos metros de allí, justo al frente de la Universidad Bolivariana de Venezuela, específicamente en el retorno de la redoma que rinde honor a la heroína monaguense, se registra la situación, en reiteradas oportunidades se ha formado lagunas debido a que las aguas negras se estacan en el lugar.
En la calle Chimborazo los vecinos están casados de denunciar la situación y en la avenida Rojas a la altura del Banco Bicentenario, los abuelos deben aguardar su turno para cobrar la pensión mientras un cloaca expulsa heces y aguas sucias.
En el sector Palo Negro la realidad no es distinta, las 24 horas del día existe un bote de aguas negras impide el caminar tranquilamente por la calle principal del sector.
En el área de la calle Giraldot, a pocos metros de la Zona Educativa el problema data desde hace buen tiempo al igual que en la comunidad de Alberto Ravel.
Más allá del casco central, un poco más alejado como lo son las comunidades de 12 de octubre y Morichal, los vecinos viven prácticamente sobre las aguas negras.