27Abr2024

El próximo 28 de julio, Isis Nezer de Landaeta asumirá la presidencia de la Academia Nacional de Medicina hasta 2024

Por: Ernestina Herrera  |   9 Jul, 2022 - 4:48 pm

La relación de la administración de Nicolás Maduro con la Academia Nacional de Medicina ha sido más que tirante. Sin embargo, su nueva presidenta, la doctora Isis Nezer de Landaeta, asegura que continuarán su rol asesor e informativo para la población y “todo aquel organismo que desee escucharnos”. Uno de los próximos retos es contribuir en la formación de todos los egresados

El próximo 28 de julio, Isis Nezer de Landaeta asumirá la presidencia de la Academia Nacional de Medicina hasta 2024. Es la primera mujer en ocupar ese puesto durante los 114 años de esta instancia, un aporte que considera «se tardó en reconocer».

Es doctora egresada de la Universidad Central de Venezuela, con un postgrado en Bioquímica por la University College London. También se ha especializado en historia de la medicina y bioética, de la cual todavía dirige la maestría de la UCV.

Nezer valora el papel de las universidades como lugares de formación e investigación, pero reconoce que la falta de inversión, más allá de la migración de profesionales, pone frenos al desarrollo de la medicina en el país.

«Hay interés en la investigación, el problema está en otra parte», sentencia. También rescata, en conversación con TalCual, el papel asesor e informativo que debe cumplir la Academia, especialmente en momentos de brotes y repunte de enfermedades prevenibles, así como la atención a la pandemia de covid-19.

Otra cuestión que considera vital dentro de los próximos dos años es la relación de la propia Academia con las sociedades médicas, la cual considera «se debe estrechar» para reforzar la formación de los nuevos especialistas, ahora en la mira del Gobierno nacional por denunciar la escasez de insumos en hospitales y otros centros públicos de salud.

La primera mujer en la Academia de Medicinas

—Es la primera mujer como presidenta de la Academia de Medicina, ¿se está reconociendo el papel de las mujeres dentro de la investigación?

—Efectivamente, las mujeres han destacado últimamente en todo lo que es la investigación y ciencia. De hecho, el Premio Nobel del 2020 fue para dos investigadoras científicas (Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna) en el campo de la química, pero también de biología aplicable a la medicina.

La Academia se tardó en incorporar a las mujeres allí. La primera que se incorporó fue la doctora Milena Sardi de Selle (1992), y que realmente se incorporó, porque Lía Imber de Coronil —que todo el mundo la menciona como la primera— fue la primera investida realmente como miembro correspondiente, pero no se pudo incorporar porque falleció. Sardi de Selle sí fue individuo de número, pero por bastante tiempo ella estuvo sola. Hubo otras como la doctora Gioconda Estopello de Morales, que tampoco fue individuo de número.

Cuando yo entré en la Academia solo había dos mujeres. Fui incorporada como individuo de número en 2014, pero después de eso ha habido una grandísima apertura. Muchas se han sumado no como individuos de número, pero sí como miembros invitados o correspondientes.

Hay otras academias que sí han tenido presidentas. La Academia de Historia tiene una directiva casi toda de mujeres. La Academia de Ciencias Físicas y Matemáticas ha tenido presidentas, pero hay otras como Ingeniería que todavía no han dado ese paso.

Mi elección la agradezco porque entiendo que es una distinción, pero al mismo tiempo una gran responsabilidad, sobre todo en esta época tan difícil que nos está tocando.

—Usted es bioquímica, presidenta honoraria del Centro de Bioética. Llama la atención su currículo porque son dos ramas de la medicina que no se acostumbra a ver como el resto de las especialidades y en este tipo de puestos dentro de la Academia.

— Tienes razón en eso. Yo hice una Maestría en Bioquímica en Inglaterra y regresé a trabajar en la Cátedra de Bioquímica donde ya estaba trabajando. Estuve un tiempo y luego me designaron directora de la Escuela de Medicina «Luis Razetti». Yo estaba trabajando dedicación exclusiva en la cátedra y me ocupaba de la universidad. Me interesaba y me sigue interesando la universidad.

Estuve cuatro años en la Dirección de la Escuela de Medicina, conociendo otros puntos de vista, otras maneras de trabajar, de hacer las cosas y, además, esa relación no solamente con la Facultad de Medicina sino también con toda la universidad.

Experiencia universitaria

Después de eso estuve coordinando varias comisiones también de toda la universidad, con gente representante de cada una de las facultades y eso te da una visión diferente, muchísimo más amplia, que me saca de lo que era mi trabajo de docencia e investigación en bioquímica y se diversificó mucho.

Yo coordiné el Proyecto Amazonas (1980) de la Universidad Central, que fue un proyecto bellísimo que se llevó a cabo en aquella época cuando todavía era Territorio Federal Amazonas.

—¿En qué consistía ese proyecto?

—En la participación de todas las facultades de la Universidad Central, de acuerdo con cada una de sus especialidades, en el trabajo en Amazonas en educación, en ingeniería, en arquitectura, agronomía, medicina. Nosotros proporcionamos consultas médicas odontológicas, laboratorio clínico.

Después hubo una diversificación de intereses. Yo no volví a la Cátedra de Bioquímica, pero sí a Historia de la Medicina, que también era un aspecto que siempre me interesó muchísimo. En una circunstancia de emergencia, el decano me propuso que yo me encargara y me involucré tanto que integré y hasta presidí la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina.

Entonces siempre hubo esa diversificación de intereses. Cuando todavía era directora de la Escuela de Medicina, me preocupaba mucho la formación de los médicos futuros, los aspectos éticos de la profesión, pero es la época en la que surge la bioética en Estados Unidos y rápidamente se expandió por todo el mundo porque era algo que se necesitaba hacer, se requería. Comenzamos a trabajar en este aspecto, vino gente de la universidad y la Organización Panamericana de Salud (OPS) para ver cómo se hacía la enseñanza de la bioética. Vinieron importantes bioeticistas, se dictaron cursos y la OPS propuso una maestría.

Yo estaba en ese momento en la Subcomisión de Ética de la Comisión de Postgrado de la Facultad de Medicina. Estábamos limitados al trabajo dentro de la facultad y pensamos que hacía falta eso

—¿Expandirlo?

—Sí, entonces creamos el Centro Nacional de Bioética que sigue dependiendo administrativamente de la universidad, de la Facultad de Medicina particularmente. Allí comenzamos a tratar de introducir la bioética en la enseñanza de la medicina primero y después en las otras escuelas de la facultad. En pregrado hasta ahora no ha habido esa apertura, entonces comenzamos con el postgrado a dictar cursos de ampliación a los estudiantes y los profesores para preparar a la gente que nos pudiera ayudar a enseñar.

—¿Hay interés en esta área de la medicina? ¿Hay interés en la bioética dentro de los propios estudiantes y los profesores?

—A nosotros nos ha sorprendido. Creamos, además de los cursos de ampliación, una maestría que todavía estoy dirigiendo. Esa maestría en bioética hace su oferta cada año para cualquier persona que ya tenga un postgrado previo, pero no necesariamente orientado a médicos o las ciencias biológicas.

—¿Considera que hay interés e incentivos para el estudio, el desarrollo y la investigación en Venezuela?

—Considero que sí hay interés para el desarrollo de la investigación en Venezuela. La dificultad está en otra parte, en los recursos, en la disponibilidad y en el apoyo que la investigación tiene que tener de organismos porque es costosa, requiere de equipos, requiere de la renovación de esos equipos y de la modernización de los que ya están.

Hay otra cosa. Los profesores de la universidad tuvieron la oportunidad de completar sus estudios en otras universidades y en el exterior con muchísima facilidad a través del Consejo de Desarrollo Científico, que becaba a los profesores y les permitía asistir a congresos en el exterior, hacer pasantías y también hacer sus cursos de postgrado.

Isis Nezer de Landaeta asumirá la presidencia de la Academia Nacional de Medicina el 28 de julio por un periodo de dos años

Yo me fui con una beca del Consejo de Desarrollo Científico. Hoy no existe esa posibilidad, hay mucha restricción en ese sentido a pesar de que los investigadores venezolanos siguen trabajando con los recursos que tienen, pero se necesita inversión tanto académica como de recursos económicos para levantar hasta el nivel en que tendría que estar.

No son solo los investigadores, también están los profesores que muchos de ellos también son investigadores. El problema de la deserción de gente cuya formación le ha costado al país y resulta que lo hemos perdido, ya no tenemos ese recurso.

—Doctora, una de las cuestiones es que el papel de la Academia es prácticamente el de ser un consejo asesor del Estado venezolano…

—Es un papel fundamental la asesoría en todo lo que se refiere a salud, a educación en salud a medidas que se puedan tomar en un momento dado, etcétera

—¿Usted como presidenta va a intentar «tender puentes» con el Ministerio y con el gobierno nacional para cumplir este rol de asesor?

—Cuando dices «tender puentes» eso se puede interpretar de varias maneras. Nosotros creemos que la Academia sí debe cumplir su papel asesor de los organismos, debe dar la información y debe orientar en el sentido en que considera se deben hacer las cosas, y sería de esperar que fuera escuchada.

Creo que hay, que pudiera haber, una intención en el fondo de tener esa guía porque es útil para las personas, que están en un momento dado en una situación de poder, saber exactamente cuál es el camino que se debe seguir. Seguiremos en nuestro papel informando, asesorando a la gente, porque asesoramos a todas las personas, al público en general y también a cualquier otro organismo que nos quiera escuchar.

—¿Eso implica seguir haciendo alertas puntuales sobre brotes de enfermedades a través de comunicados y boletines?

—Hemos entendido que esta metodología que se usó en el periodo anterior, del cual formé parte, ha sido eficiente y ha dado sus frutos. La gente se ha enterado y ha entendido la intención. Ha sido positivo y es uno de los aspectos que se deben mantener.

—¿Y qué aspectos considera que deberían incorporarse dentro de este nuevo periodo?

—Tenemos algunos planes. A la Academia corresponde también colaborar de alguna manera en la formación, en la educación continua de los egresados. Ahí hay un campo muy importante de trabajo que se puede ir desarrollando, no solamente en la educación continua sino que también la Academia, incluso por el artículo 71 de la Ley de Ejercicio de la Medicina, tiene como obligación trabajar para la formación ética de esos egresados. Esos son campos importantes en los que podemos contribuir.

—Menciona este papel de la Academia. Está aumentando el número de reportes de médicos falsos y de médicos que ejercen una especialidad para la cual no están preparados. ¿Van a hacer un llamamiento específico? ¿Dictar algún tipo de lineamiento a la Federación o las sociedades médicas?

—Prácticamente, incluso desde el punto de vista legal, las sociedades científicas médicas son filiales de la Academia Nacional de la Medicina, esto está establecido en las leyes y reglamentos y es una relación que es muy importante estrechar.

Hasta ahora ha funcionado bastante bien y esto debe continuar, porque ellos son garantes además de la calidad de sus afiliados.

En relación con la formación deficitaria, especialmente de los llamados médicos integrales comunitarios, hay muchas cosas que se pueden hacer pero no han dado los resultados que pienso se habían planteado como una suerte de medicina simplificada para espacios particularmente difíciles al acceso. Esa no es aparentemente la intención, y la posibilidad de colocar a esos médicos en hospitales, en especialidades y con casos de alta complejidad definitivamente no es posible. Es un irrespeto al paciente.

—¿Y sobre los médicos falsos?

—Eso no le corresponde a la Academia realmente, le corresponde fundamentalmente a los organismos gremiales como los colegios médicos y la Federación. Sí creo que se debe conversar, insistir para que esos organismos a los que les corresponde ese control estén pendientes de esa situación y tomar las medidas.

—¿Y qué piensa de estas políticas de intimidación y hostigamiento contra médicos y residentes por protestar por condiciones hospitalarias?

—Sí, ese es un problema que se ha agravado en los últimos años. Ha existido más disimuladamente, pero ha venido aumentando y ahora es una situación muy seria porque los hospitales están absolutamente desabastecidos de insumos que se requieren para atender a los pacientes. Entonces, ¿cuál era la solución que estaba tomando? Solicitarle a los familiares que colaborarán con esos insumos que se requerían porque el hospital no los tenía. Resulta que ahora se acusa a los médicos y se producen situaciones terribles, incluso de detención, no solamente con los médicos, sino con el personal de salud.

*Lea también: Lucha contra «mafias hospitalarias» arrastra a médicos y enfermeras

Está el caso de la enfermera detenida en Lara por pedirle a un agente que estaba allí que utilizara el tapabocas, que es una medida incluso que el propio Gobierno está promoviendo y exigiendo para cualquier establecimiento público. Eso es algo realmente incomprensible, con la suerte de que fueron tomadas medidas en ese sentido, pero la verdad es una cosa inexplicable.

—Ahora que menciona el covid, ¿qué piensa del trabajo hecho para atender la pandemia?

—Fíjate, quizás la cuarta ola sea de menor impacto que las anteriores porque hay un porcentaje de la población que ha sido vacunado. Sin embargo, falta mucha gente por vacunarse, falta que se intensifique esa campaña de vacunación para lograr los porcentajes que se requieren para alcanzar la inmunidad. Eso hay que estimularlo.

Aparentemente se está vacunando nuevamente contra el covid, incluyendo niños, pero según las últimas noticias que tenemos, es que se están usando las cubanas, que no podemos llamar vacunas porque todavía son candidatos vacunales.

—El año pasado, el presidente de la Academia Nacional de Medicina participó en una mesa técnica, a raíz de una negociación entre actores políticos, para atender temas como el covid. ¿Siguen dispuestos a participar en este tipo de mecanismos?

—Como dije antes, el papel de la Academia es un papel asesor principalmente, y en el momento en que le sea solicitada su opinión es su obligación, vamos a decir así, de colaborar en ese sentido orientando y opinando. Cualquier otro tipo de representación política, por llamarlo de alguna forma, tiene que ser decidida por los académicos. Debe someterse a la consideración de la asamblea y, de acuerdo con la decisión que se tome, la directiva actuará en función de lo que les sea comisionado por el resto de los académicos.

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