19May2024

Han pasado 42 años del suceso y aún no se tiene pista del macabro homicidio ni del paradero de Adelaida, nunca apareció, fue un crimen sin castigo nunca se pudo recabar evidencias que permitiera identificar al o los responsables del macabro crimen

Por: Ernestina Herrera  |   11 Ene, 2024 - 2:53 pm

¿Existen los crímenes perfectos y sin castigo? En Monagas hay uno, el de dos niñas. Ser un reportero de suceso requiere de una intuición especial, puedo hablar en primera persona y no olvidar cada uno de los casos que trabaje, no me olvido, era la época en que seguíamos el caso hasta lo último, casi cuando salía la sentencia.

Llegue a Monagas en una época muy difícil y compleja, la época de los secuestros, liderada por el segundo Comandante de la Policía, el conocido “Vaca” y voy a recordar un caso que me llamó la atención, sobre todo porque es exacerbada la forma como cada día la violencia cae sobre nuestros niños y se trataba de dos niñas, las Hermanitas Sandoval.

Comenzaba la década de los años 80, una cancha de bolas criollas, un negocio informal de cerveza, una familia monaguense con muchos allegados y amigos e interesados en las actividades de entretenimiento del grupo integrado por una pareja que se dedicaba a un comercio común, en una calle de un populoso sector maturinés en Las Brisas del Orinoco.

En el lugar donde vivían las niñas, descendientes de dos mujeres hermanas y vecinas una de la otra, las pequeñas siempre permanecían juntas por lo que a la vista de todos eran hermanitas.

Adelaida y Sandra Carolina, se convirtieron en las principales protagonistas de un suceso que jamás ha tenido solución, cuando fueron secuestradas por desconocidos hace 42 años, una de ellas asesinada y violada, encontrada 23 días después del plagio y la otra jamás se supo nada de ella hasta el sol de hoy.

Un cangrejo sin resolver

Una historia poco común que aunque se han conocido casos similares en los que el rapto de menores involucra generalmente a núcleos familiares de las mismas castas. Los padres de las pequeñas vivían separados. José Ángel Guzmán, progenitor de Adelaida y José Rafael Conde, el de Sandra Carolina, esta última tenía 6 años de edad. Conde fue interrogado por las autoridades en Maturín ya que este tenía su domicilio en la ciudad mientras que Guzmán se había mudado hacia San Félix Estado Bolívar y 16 días después de la desaparición de las niñas fue localizado por la policía y traído a declarar a la capital monaguense.

Su presunta responsabilidad o posible participación quedó descartada una vez comprobado sus argumentos. La sociedad y colectividad de Maturín se encontraba conmovida por el incidente, ya que se trataba de dos pequeñas de corta edad de quienes se sospechaba que se trataba de un rapto entre la familia o por parte de algunos de los progenitores, aunque no se descartaban las hipótesis de venganzas, perversión sexual, extorsión, y eran investigadas todas las hipótesis, aunque ninguna fueron corroboradas, pese a que una de ellas fue asesinada y violada y para colmo, lanzada en la vía pública como cuando se deshace alguien de un desperdicio.

Ambas desaparecieron el día martes 27 de agosto del año 1.982 de manera extraña cuya respuesta aún las autoridades no han podido encontrar.

La residencia en la carrera 11 B N° 35 de las Brisas del Orinoco, se convirtió desde ese día en el escenario y epicentro del acontecimiento más enigmático de la década cuando las investigaciones de las autoridades de la extinta PTJ que para ese entonces en Maturín era el comisario Manuel Campos Mendoza, estaban orientadas durante los primeros días hacia un rapto paternal o familiar debido a la situación conyugal de las parejas.

Se pusieron en práctica todas las herramientas policiales con el fin de lograr esclarecer lo que nunca se logró hasta el momento. La Policía Técnica Judicial (PTJ) en Monagas controlaba la región Nor Oriental integrada por los estados Monagas, Sucre, Anzoátegui, Nueva Esparta, Delta Amacuro y Tucupita cuyo esquema cambió con los años.

Las primas hermanitas Sandoval habían sido raptadas por desconocidos para el momento en que ambas regresaban a la residencia, procedentes de la residencia de la abuela ubicada en el edificio “El Valle” en la avenida Luis Delvalle García.

Carlos Peña, periodista de sucesos de aquel momento dijo que el 27 de agosto de 1982, las primas Sandoval salieron de una cancha de bolas criollas en las Brisas del Orinoco, para la casa de su abuelo en Juanico, en Veladero, ubicado al sur del Estado Monagas, fue localizado el cuerpo de Sandra Carolina, en estado de descomposición y con evidentes signos de violencia física y sexual.

Para ese momento el padre de Sandra, identificado como Antonio Conde, reveló a los investigadores de la entonces llamada PTJ, que días antes de la desaparición sostuvo una riña con una vecina en Juanico y ésta le comentó que le daría donde más le doliera;. Como hecho particular al momento de desaparecer las niñas, ella, Iris Rodríguez también huyó dejando a todo abandonados incluyendo su casa, la otra niña jamás apareció.

¿Dónde está la otra niña?

Sandra Carolina fue localizada en avanzado estado de descomposición a la orilla de la carretera del sur a poca distancia del balneario Mapirito, el día martes 14 de septiembre cuando dos jóvenes se acercaron al pie de una mata de Yaque, atraídos por un fuerte y putrefacto olor.

Ambos transitaban por el sector al atardecer de ese día, cuando ocurre el hallazgo y despavoridos corrieron a avisar a las autoridades.

Una vez recibida la novedad el comisario rural se dirige a la alcabala de la Guardia nacional de Veladero, quienes inmediatamente se trasladan al sitio para corroborar el hecho. La niña tenía puesto aún, el mismo pantaloncito rojo y una franela amarilla que llevaba consigo 23 días antes cuando desapareció de manera misteriosa.

Paradójicamente han transcurrido 42 años del suceso y aún no se tiene pista del macabro homicidio ni del paradero de Adelaida, nunca apareció, fue un crimen sin castigo nunca se pudo recabar evidencias que permitiera identificar al o los responsables del macabro crimen.

Los resultados permitieron comprobar que la menor había sido violada antes de asesinarla y se presumía que podía haber sido una venganza, versión esta que tampoco se pudo determinar.

Acerca de este caso, tanto los familiares como la colectividad de Maturín, mantuvieron la esperanza de lograr algún resultado sobre las pesquisas, pero de la misma manera en que transcurrieron los años fue desvaneciéndose la idea de esclarecer el caso. Fue un crimen perfecto y Adelaida nunca apareció.

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