La Diócesis de Maturín celebró este sábado 12 de junio la Solemne Misa Crismal, donde fueron bendecidos los Óleos y consagrado el Santo Crisma, utilizado para la administración de los Sacramentos para el bien espiritual.
Durante el rito, presidido por el obispo Enrique Pérez Lavado, el presbiterio renovó sus promesas sacerdotales, frente a un grupo reducido de fieles por motivos de la pandemia por el covid-19.
La celebración, tradicionalmente se realiza el Jueves Santo, pero por consideración del prelado por los elevados niveles de contagios durante la fecha propia, decidió moverla como el año 2020.
Durante su homilía, Monseñor Enrique destacó las características que debe tener el sacerdote para ejercer su ministerio en los tiempos actuales, haciendo énfasis en el llamado que ha hecho el Papa Francisco, a la misión de la Iglesia en salida.
Dirigió también su mensaje al Seminario Mayor “San Pablo Apóstol”, en el marco del Año Jubilar Vocacional Diocesano por sus 25 años de fundación, animando a los seminaristas a no perder el norte, así como también el contacto con las comunidades.
Agregó que los futuros presbíteros deben asumir su etapa de formación como una oportunidad de descubrir y fortalecer el llamado que el Señor les hace a ser sus colaboradores en la expansión del Reino de Dios.
En la solemne misa el Clero recibió la reliquia del Beato José Gregorio Hernández, la cual fue recibida por Pérez Levado el primero de mayo, dándose inicio a la etapa preparatoria de la peregrinación de la reliquia.
Finalmente se elevó una plegaria de acción de gracias por las Bodas de Plata sacerdotales de José Montoya, Napoleón Rocca y Carlos Díaz.