Para gran parte de las mujeres migrantes venezolanos, la familia inmediata es el referente central. Muchas viajan con familiares cercanos y procuran la reunificación familiar, dejando atrás redes sociales conformadas por la familia más amplia, amistades y otras personas que acompañaron y facilitaron sus vidas.
Las condiciones precarias en que con frecuencia viajan y se instalan plantean como reto cotidiano la dependencia de la familia y la supervivencia de esta. Las mujeres que provienen de Venezuela asumen el cuidado de la familia en mayor medida que en su país de origen y dedican un tiempo considerablemente más extenso a los trabajos de cuidado. Algunas mujeres viajan embarazadas y dan a luz durante el trayecto migratorio y otras son madres lactantes, lo que las coloca frente a retos y necesidades particulares que no comparten con los hombres.
Las mujeres viajan de forma diferente a los hombres. Es más frecuente que las mujeres migrantes viajen con familiares y dependientes (16% en Brasil, Colombia y Perú en 2018). Solo el 12 % de las mujeres viajan solas. En Ecuador, en 2019, la proporción de mujeres que viaja con menores. Hoy trataremos la historia de dos mujeres monaguenses, una de ellas muy reconocida por ser cantante una de las mejores voces de este estado, Euclides Mejías, quien se encuentra en EEUU con su hija y la otra una joven profesional del diseño, Mariana Gutiérrez, quien habita en Barcelona, España.
Euclides Mejías dice que su salida de Venezuela no fue por gusto, «mi hija menor reside en Tennessee, Estados Unidos, me encuentro en situación estable, tengo un PES aprobado, me vine en diciembre del 2020, tomé la decisión familiar porque las condiciones no estaban, no están, todavía estables, sobre todo para una persona como yo de la tercera edad, a mi me hicieron una operación de cataratas y allá en Venezuela tuve problemas, no hay seguridad social para quienes tenemos la tercera edad, la única forma es que un familiar desde afuera nos mande real y nos ayuden».
-¿Cómo es la situación de la mujer?
-Aquí hay muchas mujeres migrantes, muchas están solas batallando para buscar la mejor manera de crear condiciones para su familia, hay muchas mujeres migrantes, forman parte de mi ambiente, porque yo todavía estoy trabajando, aquí mientras tengas las condiciones de salud para trabajar, puedes hacerlo no hay exclusión para las personas de la tercera edad, como pasa en Venezuela, mientras que Dios me de las consideraciones para trabajar lo haré, estoy en la recta final, estos años que me quedan, como dice la canción se los debo a Dios, mi destino está en sus manos, la mujer migrante en Estados Unidos cuando no tiene el estatus que tengo yo se le hace difícil conseguirlo, tiene que conseguir un profesional que la ayude.
-¿Puedes hacer vida musical en los Estados Unidos?
-Hay muchos músicos en esta ciudad, a veces nos reunimos familiarmente, el año pasado compartí con el Pollo Brito en Atlanta y cantamos, para todo hay tiempo y el tiempo de Dios es perfecto vamos a esperar que ese tiempo llegue.
-¿Has pensado en tu regreso?
-No está negado, para regresar debería estar en otras condiciones el país, los años pasan y pegan, esperemos con la fe en Dios, si Venezuela llegue a ser la Venezuela bonita la que todos teníamos, y cuando había un caso de salud podría regresar, puedo en cualquier momento para poder compartir con mi bella gente de mi ciudad, sentir el calor humano, allí estaré en el nombre de Dios para poder ir a mi amada Venezuela.
Mariana Gutiérrez: Ya Venezuela no era la Venezuela en que yo había crecido
Mariana cuenta que para el momento en que emigró vivía en Maracaibo, «eran los momentos de los apagones, no podía ni siquiera trabajar porque no había luz nunca, vivíamos en un deterioro demasiado grande, en vista de esas razones decidimos buscarle un mejor futuro a nuestra hija, por eso nos fuimos primero a los Estados Unidos y después a España, extrañamos nuestros raíces pero aquí estamos luchando por mantener unas condiciones de vida optimas para nuestra pequeña».
-¿Cómo fue tu llegada a España con tu esposo e hija?
-Nuestra llegada fue particular, no teníamos familiares, una mano amiga que nos dijera vente a mi casa, solicitamos protección en el aeropuerto y así iniciamos nuestra vida en este país, recibimos todo el apoyo del Estado español, la gran oportunidad de contar con un país que nos brindó la posibilidad de quedarnos, no fue fácil, luego de un tiempo se superan muchas cosas y se afronta esta nueva vida.
-¿En qué provincia estás y que es lo que estas haciendo en estos momentos?
– Actualmente estoy en Barcelona, es una ciudad de muchas oportunidades, antes estábamos en un pueblito, ahora estamos en Barcelona, una ciudad increíble, con crecimiento importante, estoy haciendo cosas que no tienen nada que ver con mi profesión, no se puede ser muy exigente, estoy encargada de una tienda de cannabis, una franquicia francesa, esto es completamente legal en España, finalmente nos encontramos asumiendo retos y siempre hacia adelante.
-¿Cómo se siente la mujer migrante?
-Una mujer migrante es una mujer que se fortalece, que asume nuevos retos, es una mujer que no mira hacia atrás, que se replantea nuevos retos, eres una mujer luchadora que siempre trata de salir adelante en un país tan ajeno al tuyo, haciendo cosas que no sabias hacer y asumiendo muchas otras, este es el sentir de una mujer que no está en su hábitat.
-Se producen muchas añoranzas, las diferencias culturales son muchas y la posibilidad de un regreso es posible…
-Las añoranzas que te da estar fuera es más que todo es pensar que al regresar no sabes cómo te vas a sentir, o adaptar, por ahora no hay un pensamiento de volver a mi país, más bien es tener a los míos a mi lado, en un país que te ofrece más oportunidades, mis metas y expectativas, se puede decir que están en el vacío en un país donde ya no hay oportunidades para regresar, el único lazo son mis padres, y algunos familiares que ya sus hijos no están en el país y se han quedado solos, aquello de uno estar en familia y compartir con primos eso ya no va a regresar, para mi el momento lo ha dejado atrás. Adaptarse a un país que no tiene una cultura como la tuya te hace como replantearte a cada rato, y lo más difícil es conseguir un piso, un apartamento, las exigencias y requisitos son muchos.