El pasado miércoles 24 de enero se cumplió un año desde que un carrito de venta de comida rápida se incendiara en la calle Monagas de Maturín a causa de la fuga de gas doméstico contenido en un cilindro.
Es necesario recordar, que el suceso dejó aquel día dos personas con quemaduras y ameritaron ser trasladadas al hospital Universitario Dr. Manuel Núñez Tovar (Humnt) de Maturín, mientras que otros quedaron asustados por lo que pudo convertirse en una tragedia.
Cuando han pasado más de 365 días, es notorio observar nuevamente decenas de puestos de comida ambulante con sus respectivas bombonas a un lado del establecimiento, sin ningún tipo de control ni medida de prevención ante cualquier eventualidad.
En algunos de los puestos, el cilindro es resguardado dentro del mismo “carrito”, lo que genera más calor y pudiera alterar la temperatura del mismo llegando a causar un nuevo incendio.
La calle Monagas de Maturín, es una de las arterias viales donde se concentra el mayor número de vendedores ambulantes o de la economía informal, por lo que se hace necesario adoptar normas que impidan se genere una situación igual o similar.
En el lugar no solo se aglutinan los vendedores de comida, también hacen vida cientos de los llamados «buhoneros» que ofrecen mercancía seca y locales comerciales que pudieran verse afectados ante una situación como la ocurrida hace un año.