Nicolás El Chaer era un hombre visionario, intuitivo y un as para los negocios, pero era un ser humano excepcional y eso es lo que más recordamos de él quienes tuvimos la oportunidad de trabajar en uno de los proyectos que más le apasionaba y al cual se entregó con gran entusiasmo, me refiero a la Corporación El Periódico 104.5.
Tengo que hacer esta crónica en tono personal para intentar guardar en mi escrito todas las facetas de un hombre que hace dos años partió víctima de la pandemia. Debo decir que era un hombre en su relación familiar lleno de detalles, de solidaridad y para quien la familia representaba todo, una fuente de inspiración para esa máquina de ideas. Esta oficina en la que me encuentro trabajando durante 17 años la escogió él para mí y ahora entiendo ese significado de intercambiar opiniones en torno a temas que le cautivaban y los cuales compartíamos: la política, la economía, ese conocimiento de la vida, de su país y de las cosas, quizás demasiado para su edad, un hombre joven, en plena actividad productiva, con una amplitud inmensa para el desarrollo de proyectos, ese era Nicolás El Chaer.
Ahora cuando han pasado dos años, todavía lo recuerdo con su paso rápido por estas oficinas, pendiente del mínimo detalle, yo lo veía venir desde la ventana de mi oficina cuando pasaba la avenida Juncal, de esta ciudad donde nació, aquí en pleno centro. Su empuje, su actitud positiva y segura fundamentaban un carácter único y cariñosamente le comentaba a su hermano, el señor Ragden Chaer que él era un «brujo», por ese aprendizaje que lo llevaba a definir los acontecimientos con propiedad, adelantándose a los mismos, a conocer las reacciones de la gente y de un conocimiento que le daba ese carácter visionario.
Hoy comparto este momento de no ver su figura en estas oficinas, muchos de los trabajadores que ya no están, sé que lo recuerdan por ese tono jocoso con el que pronunciaba «compai», eso que al principio me causaba tanta extrañeza como caraqueña llegada a estas tierras orientales. De Nicolás El Chaer solo tengo el recuerdo que tenemos todos, un hombre que en su actividad empresarial inició proyectos de carácter social, y el compromiso de mantener este, uno de sus proyectos con los rasgos que él le imprimió: calidad, competencia acertada para crecer y mucho amor hacia su país.