Ser venezolana en Perú es tener una etiqueta vinculada a la delincuencia o a la prostitución, así lo aseguran cientos de migrantes que viven en el país del pisco y del ceviche. Ellas expresan que, algunos sectores de la sociedad peruana y medios de comunicación, las relacionan con estereotipos negativos que no representan su verdadera esencia.
Sin embargo, en el país andino miles de mujeres venezolanas con su profesionalismo, inteligencia, carisma, conocimientos y ganas de emprender derriban los prejuicios negativos y demuestran que la nacionalidad no determina los valores de una persona. Ellas destacan e innovan en el sector textil, gastronómico, en el rubro de la estética, medicina natural y muchos más.
En algunos casos, la llegada de la pandemia del coronavirus a Perú trajo consigo la oportunidad que tanto esperaban para la independencia financiera. El encierro, las nuevas medidas restrictivas y la necesidad de generar ingresos económicos las llevaron a arriesgarse y a tomar la decisión de emprender en un escenario en el que se paralizó el mundo.
Un dolor en las articulaciones de su madre en pleno invierno hizo que Mónica Ramírez, bióloga, migrante venezolana que llegó a Lima desde Caracas en el año 2017, recurriera a la medicina natural para aliviar la dolencia de su mamá. Esta situación despertó en ella la idea de crear un producto a base de semillas para tratar diferentes dolencias y comercializarlo en Perú.
En ese contexto nació Natuterapia, un emprendimiento de elaboración y comercialización de almohadillas terapéuticas y sanadoras, hechas a base de hierbas medicinales 100 % naturales. Estas compresas alivian los dolores musculares y menstruales, también reducen el estrés y la ansiedad y ayudan a quienes sufren de insomnio.
Historias similares se conocen en diferentes paises donde se encuentran venezolanos, estos dan todo su esfuerzo para salir adelante y hoy lamentan que por un pequeño grupo de sujetos que hacen el mal, sean etiquetado todos los venezolanos.
Vía El Diario