Andar por las calles y recibir un abrazo de sus ex alumnos, es una de las mayores satisfacciones de la educadora Sybille Chacón, quien por venir de una familia mayormente de educadores, se enamoró desde la adolescencia de esa bonita profesión.
Cuenta que en su casa tuvo a la mejor maestra, su madre, Flor María Martínez, quien transmitió esa pasión por dar los mejor de sí en las aulas de clases.
“Desde los 15 años comencé a dar suplencias en una escuelita del caserío El Rosario en Úrica Estado Anzoátegui y en la Escuela Básica Blas Fariña, donde reforzó esas ganas de impartir conocimientos”, explicó.
A lo largo de sus 23 años de carrera ha laborado en el preescolar La Carbonera, donde le tocó bailar, cantar y hasta disfrazarse junto a los estudiantes, además de escuelas privadas de Maturín, donde es conocida como la maestra amante de su profesión.
En su vida utiliza el lema “Enseñar con amor”, destaca que es feliz enseñando a “sus tesoros”, verlos crecer y observar sus triunfos.
Espera seguir dando los mejor en cada salón, pide a Dios larga vida para ver de profesores, doctores, ingenieros y hasta gobernantes a quienes ella impartió sabiduría.