En el sector Mangozal de La Puente, la conmoción no ha pasado, la muerte de Sthefany Valentine Rodríguez, sigue siendo impactante para todos, la versión oficial no surge para aclarar lo que pasó y el ensañamiento hace pensar en dos elementos que privaron en el crimen despiadado: alcohol, drogas o la unión de estos elementos juntos.
Una familia como muchas iguales de un barrio, una menor víctima, las responsabilidades no solo serían penales para el autor o los autores del hecho, si es que hubo la participación de varios en el mismo, las conjeturas y pormenores pasan de boca en boca, algunas surgen de ese colectivo popular que va agregando cosas a los sucesos, que surgen de la forma como la vida transcurre en nuestros sectores populares.
Stefany Valentina, estuvo desaparecida por lo menos 24 horas ¿Dónde estuvo? ¿Sus familiares dieron a conocer a las autoridades la situación de la pequeña desde el momento en que se produjo? . Todas estas versiones van acumulándose y por supuesto no han sido contestadas por las autoridades. Están en pleno proceso de investigación. ¿Cuántas personas pudieron pasar por el lugar donde los adolescentes se reunían casi todas las noches y nadie observó nada fuera de lugar?, por último ¿Cuántos pasaron por el basurero a las 6 de la mañana cuando se desplazaban a su trabajo, o a efectuar cualquiera de las actividades que son comunes y nadie vió nada?. Hasta ahora preguntas sin respuestas.
Hasta «la vidente» del barrio sale a relucir en esta historia
Cuando surgen cosas tan espantosas como ésta, cuando se trata de una niña involucrada, con una vida segada, quemada con total y absoluta crueldad cualquier cosa que se diga nos descubre una realidad: la vida en los barrios sigue un rumbo quizás desconocido para muchos y no se trata de hablar en tono despectivo de lo que sucede en nuestros sectores vulnerables.
¿Por qué son vulnerables?, precisamente por eso, porque colocan a los indefensos, niños o personas de la tercera edad en el blanco de cualquier mente enferma o circunstancialmente tocada por el licor o la droga. El hecho de que la gente se moviera hacia el basurero, tiene en versión de los vecinos que viven en el lugar con carencias: Una vidente, una mujer que tiene condiciones sensoriales que la hacen adivinar o discernir cosas que los demás, presuntamente dijo a la madre de la víctima que había acudido a ella, que la pequeña no había salido de Mangozal, que todavía estaba allí y fue así como se realizó la búsqueda que terminó con el hallazgo del cadáver calcinado.
Todo sigue en el mismo punto de partida, fue asesinada con un objeto contundente, fue quemada en el mismo lugar, nadie vio nada a pesar de que numerosas personas arrojan basura en el lugar. Todo el pueblo de Monagas los que viven en Mangozal y los que no viven, los que nos enteramos a través de las redes, los que todavía nos escandalizamos cuando decimos las razones por las cuales esta menor perdió la vida de la manera más terrible, simplemente le estamos dando la espalda a una realidad: hay que agudizar los controles sobre los menores y hay que supervisar de una manera más activa el uso de las redes sociales.
Ernestina Herrera