York Alejandro Romero, piloteó su último vuelo el pasado sábado 27 de mayo, aproximadamente a las 10 de la mañana sobre el cielo maturinés.
No se retiró de la aviación por sus años de experiencias u horas acumuladas, la muerte sorprendió a quien se perfilaba como una de las promesas de la aviación venezolana haciendo lo que amaba, pilotear avionetas.
El joven de apenas 21 años, se hizo piloto luego que realizara un viaje familiar a la ciudad de Mérida y vio a un profesional de la aviación pasarle al frente, “llegó a la casa y dijo: quiero ser piloto”, relata en exclusivo, la señora, Yusmaira Gavante, madre del hoy occiso.
Romero, ya se había graduado de piloto privado. Con 115 horas de vuelo conquistó el título en la ciudad de Lechería con Avior. En junio del año 2022 ingresa a la escuela Águilas Pilot de Maturín con la intensión de terminar las 190 horas reglamentarias y así obtener el título de piloto comercial, “amaba volar, su sueño era pilotear un avión grande”, aseguró la progenitora.
Familiares, amigos y compañeros de clases, coinciden que el muchacho era una persona amigable y divertida, cuidador de su familia y atento ante las necesidades del otro, extraordinario hermano y ser humano, “quería conocer las estrellas, visitar todo el mundo, ese era su gran sueño”.
Bastaron sólo minutos para que se conociera la trágica noticia que enluta una vez más a la aviación venezolana, esta vez se registró en el aeropuerto Internacional “José Tadeo Monagas”, la mañana del sábado 27 de mayo.
Una avioneta modelo Cessna siglas YV-179E perteneciente a la Escuela Águilas Pilot, se precipitó mientras sus tripulantes hacían prácticas rutinarias de vuelo.
Testigos cercanos al aeropuerto, aseguran que “apenas levantó vuelo dio una vuelta extraña y cayó de cabeza”. Una nube de humo negro acompañó al estruendoso ruido que generó el impacto de la aeronave contra el suelo.
“Estando en el trabajo recibo la llamada de la secretaria de la escuela y me pareció extraño, ¿Qué paso? le pregunté y me dice: se cayó el avión, inmediatamente asumí que algo le pasó algo a mi hijo y salimos inmediatamente a Maturín”, relata la señora Gavante.
Maira, como cariñosamente le dicen a la mamá de York, expresó que conoció la muerte de su hijo cuando empezaron a circular las noticias, “yo iba con la esperanza de encontrarlo herido en un hospital, pero no muerto”.
En su relato, asegura que “Cuando íbamos llegando a Maturín nos llaman y nos informan que el cuerpo era trasladado al cementerio, mi hijo nunca llegó a la morgue e iba a ser cremado sin nuestra autorización. El patólogo nos informa que el cuerpo posee 60% de quemaduras pero podía ser velado. Él quedó con la mano como si estuviese luchando con el volante, y la boca como si estuviese haciendo fuerza para levantar la avioneta”.
El nombre de York, no es nada común. Se pudo conocer por su madre que el nombre se lo colocó su papá quien pagó servicio militar, y estando allí fue ayudado por un oficial de alto rango. “York amaba su nombre, varias veces me agradeció porque se lo colocamos, decía que lo hacía único y popular”.
Hasta los momentos y por el boca a boca de la gente existen dos versiones de las causas que pudieron generar el accidente, la primera es sobre una ráfaga de viento que se originó y no fue percibida por los pilotos, la segunda gira en torno a qué medio de la maniobra de práctica la avioneta se apagó y no respondió a los esfuerzos de ambos tripulantes.
Hasta los momentos no hay una versión oficial del accidente, las autoridades, la escuela de aviación, ni el Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (Inac), han emitido un pronunciamiento.
Familiares y amigos solicitan se lleve a cabo una investigación profunda sobre el accidente donde perecieron dos personas.
Dagoberto Jesús Valdez, era apodado cariñosamente en la aviación como “Pantalón Blanco, murió junto a York. Valdez, era un piloto experimentado, logrando ser capitán de la aerolínea Rutaca.
Fue fundador de la escuela de aviación Águilas Pilot, que abrió sus puertas el 10 de abril de 2014. El profesional de la aviación poseía certificaciones para piloto privado, comercial, instrumental, despachador de vuelo y tripulantes de cabina.