Cuatro cárceles ya han sido intervenidas durante el Operativo «Cacique Guacaipuro», emprendido por el Gobierno nacional, ¿Dónde están los pranes que encabezaron estas organizaciones de secuestro, el robo, el homicidio y la droga?.
El Ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Remigio Ceballos, insiste en decir que ya no existen “pranatos” cuando se han producido las tomas de la cárceles y ¿Dónde están, para donde se fueron?.
Desde el Observatorio Venezolano de Prisiones han denunciado en un sinfín de oportunidades la existencia del «pranato mixto», pues ya los reos venezolanos no solo sufren bajo el poderío nefasto de los pranes, sino que ahora también deben lidiar con la corrupción en las cárceles donde algunos funcionarios cobran en dólares para permitir el ingreso de alimentos, teléfonos, y sustancias ilícitas”.
Estos son los pranes que gobernaban cárceles y cuyo paradero se desconoce: Álvaro Montilla, alias “El Loro”, pran del Internado Judicial de Trujillo; Luis Manuel Yegue Mendoza, alias “Pata e’ Queso”, quien lideraba el Internado Judicial José Antonio Anzoátegui, conocida como Puente Ayala, Freddy Barboza Ilarraza, pran del Internado Judicial de San Felipe conocido como La Cuarta; mientras que en el Internado Judicial Vista Hermosa, en el estado Bolívar, conviven tres líderes: Wilkins Rafael Romero Maluenga, alías “Wilkins”; Giovannny Alejandro Navas Ochoa, alias “Pan”; y Edison González, alias “Chichi”.
En Tocorón no estaba Héctor “El Niño Guerrero”; en Tocuyito no se informó del paradero de Néstor Richirdi, quien se despidió en redes sociales, lo mismo que ocurrió en Puente Ayala, Anzoátegui, con Luis Manuel Yegue Mendoza.
El Observatorio Venezolano de Prisiones aseguró este viernes, tras obtener versiones de familiares, que los presos y los pranes de La Pica, sabían que se produciría la toma de esta cárcel. De Pedro Manuel González Mata, alias “Pedro Rapidito”, señalado como líder del Internado Judicial de Monagas, conocido como La Pica se desconoce si se encontraba en la cárcel a la hora de la operación, se esperan pronunciamientos oficiales.
Desde el miércoles se aglomeraron familiares a las afueras del recinto para pedir que a los presos no los trasladaran a otras cárceles, como ocurrió en Tocorón, Tocuyito y Puente Ayala.
En la cárcel monaguense existe un segundo pran en el pabellón que se conoce como “El carro loco de Cristo”, donde hubo vigilias durante la semana como resaltó el OVP.
Hasta mujeres embarazadas
Mientras que la ONG Una Ventana a la Libertad (Uval) destaca que dentro de La Pica hay una población aproximada de 1.400 reos. Este viernes, aseguraron que familiares denunciaron “la agresividad con la que llegaron los efectivos militares al centro penitenciario. Dos mujeres y un hombre explicaron vía telefónica que militares adscritos a la Guardia del Pueblo arrastraron a las mujeres que esperaban cerca del portón del penal”.
Esta organización asegura que dentro del lugar incluso se encuentran mujeres embarazadas y hombres que no son parte de los privados de libertad.
“Desde hace dos días, madres, esposas, hermanas, abuelas y demás parientes de los privados de libertad abogan porque no se trasladen a los detenidos y en caso de que no haya otra opción, solicitaron a las autoridades que todos sean llevados hacia el estado Sucre por estar más cerca del estado Monagas”, resaltó Uval.
Con una pincelada de religión y de brujería
El pranato es una forma de organización delictiva de Venezuela constituida por criminales denominados pranes. Un pran (acrónimo de: preso rematado, asesino nato) es un criminal líder principal que lleva el control de un penal, ya sea una cárcel, prisión o sitio de reclusión de un grupo de reos que están bajo condena o en espera de una, y en muchos casos, en espera de un juicio.
El pranato ha generado una cultura alrededor del crimen y la violencia en los centros de reclusión de Venezuela. En las cárceles venezolanas, los pranes viven a sus anchas y tienen control sobre los penales, algunos teniendo incluso cultivos de marihuana, campo de golf, piscina, restaurantes, panadería, servicio de manicura, tiendas para mascotas, expendios de drogas, motocicletas, gimnasio, parque infantil, discoteca y arsenales de armas de fuego. También tienen acceso a prostitutas y a servicios de telecomunicaciones que utilizan para ejecutar extorsiones, sicariatos, secuestros y estafas.
De igual forma, existen casos en los que los pranes controlan los hechos delictivos de algunas zonas específicas en el territorio nacional: si a alguien le roban su vehículo, es posible que este lo recupere si cancela el rescate y logra coordinarlo con el pran, ya que este puede dar con el paradero del vehículo y devolverlo previa cancelación del monto establecido.
En el plano espiritual y religioso, los pranes suelen creer y practicar la brujería y la santería, como protección personal, asesoría espiritual y con la que justifican su violencia. El vocablo «pran» es creado del argot delictivo, de las jergas venezolanas. No obstante, este concepto se ha extendido y está tomando cada vez mayor fuerza y mayor aplicación en otros países de Latinoamérica como Colombia y Brasil, o inclusive hasta en Estados Unidos. Los pranes han desarrollado su propio argot dentro de las prisiones.
El pranato ha generado una cultura alrededor del crimen y la violencia en los centros de reclusión del país.
En el plano espiritual y religioso, los pranes suelen creer y practicar la brujería y la santería, como protección personal, asesoría espiritual y con la que justifican su violencia. El vocablo «pran» es creado del argot delictivo, de las jergas venezolanas. No obstante, este concepto se ha extendido y está tomando cada vez mayor fuerza y mayor aplicación en otros países de Latinoamérica como Colombia y Brasil, o inclusive hasta en Estados Unidos. Los pranes han desarrollado su propio argot dentro de las prisiones.
Ernestina Herrera