Hoy queremos conmemorar el centenario del nacimiento de un hombre cuya herencia trasciende el tiempo y sigue resonando en los corazones de aquellos que tuvieron la fortuna de cruzar su camino.
Noel Grisanti Luciani, nombre que evoca admiración y respeto, no solo fue un periodista y un historiador destacado, sino también un esposo devoto, un padre ejemplar, un servidor público honorable y un seguidor ferviente de la fe católica.
La vida de Noel estuvo marcada por el amor y el servicio a su familia. Junto a su amada esposa Irma, formó un hogar que floreció con nueve hijos. Fue un padre abnegado, amoroso y solidario, cuyo legado se manifiesta en las generaciones que hoy continúan su camino. Su compromiso con la familia se irradiaba en cada gesto y en cada consejo, dejando huellas imborrables en el corazón de quienes lo llamaron padre, abuelo, hermano o amigo.
Pero Noel no solo fue un pilar en su hogar; también dejó una profunda huella en el periodismo monaguense. Su pasión por esta noble profesión lo llevó a hacer del periodismo un ejercicio constante de dignidad y honestidad. En cada línea que trazaba, en cada historia que contaba, su compromiso con la verdad y su dedicación apasionada eran evidentes. Noel no solo escribía, sino que daba voz a los que no la tenían, resaltando realidades y buscando justicia a través de su pluma.
La sensibilidad que impregnaba sus relatos solo podía emanar de alguien que ejerce su oficio con pasión y con la misión de servir a la sociedad. Y así, con su mirada aguda y su ética inquebrantable, Noel se convirtió en un faro de inspiración para aquellos que buscan en el periodismo una herramienta de cambio y conciencia.
Pero su influencia no tuvo limitaciones. Como historiador, Noel dejó una marca indeleble al resaltar los valores de nuestros próceres de la independencia. Sus publicaciones no solo eran un relato de hechos pasados, sino una invitación a conocer y enorgullecernos de nuestra historia. Con su estilo ameno y sencillo, nos transportaba a las hazañas y pasajes que forjaron nuestra nación, manteniendo vivo el espíritu de quienes lucharon por nuestra libertad.
Noel también ejerció como hombre público, demostrando que la política puede ser un camino de honestidad y transparencia. Desde su rol como gobernador de estado, diputado al parlamento regional y concejal en el municipio Maturín, desempeñó cada cargo con probidad y decoro. Su vida fue un testimonio de que se puede hacer política de manera digna, inspirando a todos los que anhelan un cambio positivo en la sociedad.
Pero sobre todas las facetas de su vida, la fe ocupó un lugar central en el corazón de Noel. Como católico ferviente, su vida fue un testimonio de humildad y coherencia, reflejando la luz del Evangelio en todas sus acciones. Como profeta por el bautismo, dedicó su existencia a predicar la verdad, promover la justicia y vivir según los valores que emanan de Dios. En este centenario de su nacimiento, recordamos a Noel Grisanti Luciani con profundo respeto y gratitud. Su ejemplo como padre, periodista, historiador, servidor público e hijo de Dios sigue siendo una guía en nuestras vidas. Que su legado nos inspire a seguir adelante con pasión, honestidad y un firme compromiso de servir a nuestra sociedad y honrar los valores que él defendió con tanta firmeza.