La nueva primera ministra del Reino Unido, Liz Truss, asumirá el poder tras un «verano de descontento», en un momento en que los británicos deben apretarse el cinturón en respuesta a una inflación descontrolada y a la disparada de los costes energéticos.
«Sufrimos un impacto históricamente enorme en el coste de la vida y los ingresos», señala James Smith, director de investigación del grupo de reflexión Resolution Foundation.
«La nueva primera ministra tendrá que centrarse en la crisis actual desde el primer día», agrega.
Numerosos sectores, desde los recolectores de basura hasta los abogados, pasaron el verano convocando huelgas para reclamar aumentos salariales frente a la inflación.
Los paros tuvieron un amplio apoyo, pero enfurecieron a algunos usuarios enfrentados a cancelaciones de trenes, contenedores desbordados y supermercados vacíos.
Y de cara al invierno, muchos hogares ya están temblando en previsión de un aumento exponencial de los precios de la energía.
«Casi nada parece funcionar en el Reino Unido», escribía la revista The Economist. Y añadía: «Esto podría empeorar».