Johan Blanco es el reflejo de esa juventud que todos los días se levanta bien temprano a ganarse la vida de manera honrada y desde su espacio contribuye con un granito de arena para que el país sea grande y próspero.
Su historia tal vez sea similar a la de muchos. Apenas va a cumplir 22 años, sin embargo, desde los 14 años de edad se ha dedicado a la barbería. Al salir de bachillerato decidió estudiar Ingeniería en Petróleo, pero la situación país lo llevó a dedicarse de manera exclusiva al oficio que aprendió de manera autodidacta, sin nadie que le guiara.
“Inicié porque mi papá tenía una máquina de cortar de cabello y una vez me dijo que se lo cortara, luego lo hice con mi hermano y poco a poco con mi círculo familiar más cercano, así fue que aprendí”, relata el joven.
Blanco destaca que poco a poco se ha ido haciendo un nombre en la ciudad, ya que, el paso por diferentes peluquerías le permitió ganar clientes que acuden hasta su puesto situado en la carrera 11 de la capital monaguense, muy cerca de la avenida Orinoco.
Sin embargo, su estadía por esos lugares de reconocido nombre no fue fácil, en algunos de ellos fue víctima de bullying y en otros le robaron sus equipos de trabajo, por lo que se vio en la obligación de empezar nuevamente desde cero.
“Que me hicieran bullying no me quitó mis ganas de superación, todo lo contrario me dio fuerzas para cada día ser mejor y obtener lo mío, aquí estoy en mi local, ofreciendo un servicio de calidad y lo importante es ganarse el cliente y que salga contento, no solo por el servicio que se presta, sino porque tenemos un ambiente de fraternidad y verlos regresar es una alegría para mí”.
En la actualidad es dueño de su propio local, sitio en el que atiende a niños, jóvenes y adultos de sexo masculino. Su peculiar estilo conjuga su tono de cabello (actualmente morado) con los tatuajes que cubren parte de su cuerpo.
“Es difícil ser joven y emprender un negocio, pero he aprendido que se puede seguir siendo un joven, disfrutar de la vida y aún así ser responsable, constante, disciplinado y motivado por seguir adelante con las metas que queremos lograr. El esfuerzo de hoy es el que más se goza y se disfruta al máximo”, asegura el barbero.
Quienes conocen a Johan resaltan su calidez humana, su alegría perenne y lo “dicharachero” que es, con lo cual mantiene un ambiente agradable dentro de su barbería.
Blanco destaca que proviene de una familia conformada por sus padres y tres hijos, de los cuales es el mayor, dedicarse a la barbería le ha permitido apoyar grandemente en su hogar, “es como todo, a veces mis padres no tienen y soy yo quien apoya y aporta, eso no me pesa, todo lo contrario, ellos han dado todo lo mejor de ellos por nosotros y nosotros debemos hacer lo mismo”, destacó.