Este lunes 11 de septiembre la alcaldesa Ana Fuentes acompañó a cientos de feligreses de la parroquia Jusepín y devotos de Nuestra Señora de Coromoto, en actividades religiosas para venerar a la Patrona de Venezuela.La actividad inició con una procesión que recorrió las calles del poblado y culminó con una multitudinaria misa en el Estadio Universitario de Jusepín, auspiciada por el Excelentísimo Monseñor Enrique Pérez Lavado, Obispo de la diócesis de Maturín. MIRA TAMBIÉN Imagen de Nuestra Señora de Coromoto recorrió las calles de Jusepín MIRA TAMBIÉN Imagen de Nuestra Señora de Coromoto recorrió las calles de Jusepín “Hoy como cristianos católicos veneramos a la Madre de Jesús, quien intercede por nosotros ante su hijo amado. Como hermanos nos unimos en oración para reforzar nuestra fe católica. En el evangelio La Virgen María adquiere la misión de llevarnos ante Jesucristo, quien es el único mediador entre Dios y los hombres”, expresó.Cumpleaños felizComo parte de la festividad, devotos de la Virgen le cantaron cumpleaños, así como también elevaron oraciones para pedir su intercepción y que les siga ayudando en sus peticiones.A las actividades religiosas también asistió el párroco de la Catedral de Maturín, Samael Gamboa y el párroco de la Iglesia Católica Nuestra Señora de Coromoto de Jusepín, Nelson Márquez.Pueblo agradecidoPara Isidra del Valle Rodríguez, la Virgen María, bajo la advocación

Este 11 de septiembre, celebramos a la Virgen Santísima bajo la advocación de Nuestra Señora de Coromoto, Patrona de Venezuela.Cuenta la tradición que, después de la llegada de los españoles a la región de Guanare (Venezuela) en 1591, los indios de la tribu de los cospes, habitantes de la región, abandonaron su tierra y se trasladaron hacia el río Tucupido con el propósito de no tener contacto con los foráneos y su religión.Las cosas permanecieron así por muchos años hasta que un día, por el año 1651, el cacique Coromoto, jefe de los cospes, contempló asombrado cómo podía verse, sobre la quebrada del río, la imagen de una hermosísima mujer. Acercándose al lugar acompañado de su esposa, descubrió que aquella señora los miraba con una dulce expresión en el rostro, mientras parecía moverse por encima de las aguas.La misteriosa mujer, que llevaba también un niño sonriente en brazos, le dijo al cacique: “sal del bosque junto con los tuyos y ve donde los blancos para que reciban el agua sobre la cabeza y puedan entrar en el cielo”.El cacique, impresionado por lo que había visto y oído, obedeció a la Señora y marchó con su tribu hacía donde vivían los españoles, para ser instruido en la fe cristiana. Sin embargo, al poco tiempo, él y los miembros de su tribu,