Durante las últimas décadas, Europa se ha caracterizado por ser un continente que atrae a quienes lo visitan y a quienes no viven en él, pues su apertura económica y cultural hacia el mundo lo han vuelto muy popular para vacacionar y vivir. Y es que «el viejo continente» cuenta con ciudades que se mezclan entre la modernidad y infraestructura colonial que le dan un orden urbano y hasta paisajístico que poco se ve en otros lugares del mundo. A lo anterior, hay que agregar sus buenos servicios de salud pública, la calidad de educación, las condiciones laborales, los servicios públicos que brinda y la protección a la propiedad privada sin importar la línea de gobierno que esté en turno. Este continente es muy tolerante, en su gran mayoría, a las diferencias políticas, sexuales o de religión que son muy variables en los distintos países que compone a Europa y a quienes hacen parte de la Unión Europea. Entre los beneficios de vivir en un país de este lado del mundo encontramos: La libre circulación de personas, mercancías y capitales El desarrollo de actividades conjuntas que no serían posibles por separado. Mayores posibilidades de formación. No se cancelan aranceles entre los países miembro, y tienen una moneda única, incuestionable y estable. Empleo para los trabajadores de la UE dentro de los territorios comprendidos en ella. En busca de la tranquilidad Los agites económicos