«Mas que vender lo que queremos es demostrar que si se puede, los clientes vienen después», así se expresa Oritza Fuentes, de Sabas Forever, una marca constituida desde hace más de 11 años con ubicación en el Centro Comercial Virgen del Valle, de Tipuro, quien además plantea que los emprendedores son una forma de negocio par palanquear la economía.
Considera que en los pequeños y grandes emprendedores se condensa la clave para la potencialidades de la economía venezolana, tal afirmación sale del hecho de que a pesar de la pandemia el movimiento de emprendedores se ha mantenido y no solo han logrado potenciar sus necesidades particulares de cada emprendimiento sino que se han posicionado de forma estable, reinventándose, creciendo la mayoría de ellos.
Una de las demostraciones de un emprendimiento que se reinventa con la pandemia son la nueva línea de tapabocas que Oritza ha diseñado y que vende en sus negocios, como es el caso de emprendedores que ahora tienen incorporados motivos de diferente naturaleza y que además llevan cadenas para que no se pierdan, como igualmente hace con canutillos, cadenas para aquellas personas que suelen perder sus lentes.
La línea de Saba Forever está enfocada en los talleres para la formación y las personas que quieren participar tan solo tienen que pagar un dolar y poner el material para la pieza, de esta manera cumplen su objetivo de afianzar su pasión por mantener una línea de formación porque para Oritza esto representa una manera de que muchos puedan adquirir una destreza en algo determinado.
Thalma Hidalgo: Los artesanos necesitamos ayuda gubernamental
Thalma Hidalgo es orfebre, ya con 11 años de experiencia, ella durante la pandemia tuvo un accidente, se le quebró un dedo de una de las manos, las cuales constituyen para ella una herramienta fundamental de trabajo. Durante los seis meses que estuvo paralizada en la confección de su trabajo se dio cuenta de lo desasistidos que están los emprendedores por parte de los organismos gubernamentales, pues dijo que así como existen fondos u organizaciones que hacen todo lo posible por darle ayuda social a la gente, ellos no tienen nada.
Dice que su incorporación de nuevo a su trabajo partió del momento en que un vecino de su taller, ubicado en la avenida El Ejército de Maturín, se sentó con ella y le pidió que le hiciera una corona a la Virgen del Valle de la Iglesia San Ignacio de Loyola, y aún cuando ella misma tuvo dudas sobre lo que pudiera hacer, resulta que lo hizo y de allí en adelante se fue incorporando poco a poco a la actividad de una manera gradual, situación que admiró a sus médicos que consideraron que la orfebrería estaba destinada para ella, pues ha continuado con su trabajo a pesar del accidente en la mano y de la pandemia.
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