Los repetidos accidentes por gas en el estado Monagas mantienen alerta en toda la población. En menos de un mes seis explosiones por concentración del inflamables han dejado el saldo de siete personas fallecidas y otras 43 con quemaduras considerables y lesiones.
El tema se hace recurrente en las conversaciones en las paradas de autobuses, unidades colectivas, sitios de trabajos entre otras. Sin embargo, expertos con amplio reconocimiento en la materia vislumbran una posible respuesta al colectivo en cuanto a la incidencia de este tipo de hechos, de los cuales no hay registro de tal magnitud en la entidad oriental, por lo menos en los últimos 20 años. El que más se acerca fue la tragedia en Las Tejerías, estado Aragua, el 28 de septiembre de 1993, cuando una tubería de gas natural explotó dejando grandes cifras en pérdidas y fallecidos.
Hoy en día, ante la actual situación país, hay quienes dicen de bloqueo económico se ve reflejado en la situación un tanto alarmante en un estado gasífero-petrolero como lo es Monagas. La falta de control en la manipulación y seguimiento estricto del trabajo debe ir más allá del escenario socio-político que envuelve el día a día de las comunidades populares donde se han registrado los accidentes de gas.
Para el ex comandante del Cuerpo de Bomberos del Estado Monagas, Luis José Guzmán Moreno, los accidentes con el gas doméstico responden a varios factores, donde prevalece la falta de mantenimiento de los cilindros, los cuales han alcanzado su vida útil. Es notorio el estado corroído de la parte inferior de las bombonas, así como otras piezas.
El experto en sistema de riesgo y prevención explicó para El Periódico de Monagas, mediante un video llamado desde Lima Perú, donde hoy se encuentra residenciado; que este tipo de sucesos “es una emergencia común para los servicios de bomberos. Lo que no es común, ni normal, es la continuidad de los hechos y mucho menos la frecuencia con la que se han venido suscitando”.
“Siempre existe la posibilidad de fugas de contenedores, cilindros o balones de gas licuado de petróleo por uso incorrecto o manejo inadecuado en la distribución; pero ante la siniestralidad actual es evidente una falta de mantenimiento y manejo inadecuado. Son dos factores que se unen, eso debe ser a la falta o al normal servicio de distribución de GLP”, precisó Guzmán.
Ante los escenarios ocurridos en Piar, Costo Abajo, Los Cocos, Jusepín y Caripito, acotó que el mal manejo de las bombonas genera la fuga, “una fuga es normal, lo que no es normal por qué se inició el fuego, eso debe ser estudiado y analizado por expertos”.
Explicó que “una cosa es la fuga del gas y otra es la fuente de ignición y allí es donde deben cumplirse las normas para su distribución”.
Guzmán insiste sobre el mal manejo de contenedor de gas, “puede haber un cilindro deteriorado, sobrecargado o golpeado y, por ende, que libere gas; pero en estos casos no debe haber ignición y en otros casos si».
El bombero retirado enfatizó de igual modo que hace mucho tiempo las distribuciones se realizaban en las casas y otros lugares y se cumplían con estos pasos, como, por ejemplo, ventilación positiva, que es esencial porque de existir una fuga el hecho no pasa a mayores.
“En caso Caño de Los Becerros, que más he leído, había ventilación positiva, es decir era al aire libre. Ahora, qué pasó al percatarse de la fuga, no había capacitación efectiva ni preventiva. Ello fue causa al mal manejo de la fuga”, indicó.
El también ex director de la fundación Ayudando a Vivir (hoy extinta), refiere que el problema real de los incidentes pude deberse al gas extraído de la planta de Jusepín, al deterioro de las bombonas, la falta de protocolo y mala manipulación de los GLP.
De acuerdo a la experticia del profesional, en algunos casos donde las personas de los accidentes manifestaron no percibir el olor, es producto de la falta del aditivo etil mercaptano.
“En Caño de Los Becerros fue evidente la falta de formación de los distribuidores, porque no neutralizar la fuga a tiempo, y porque no cumplieron con lo establecido”.
La razón de esto, a juicio de Guzmán “hizo falta la prueba hidrostática (evaluación del cilindro si presenta fuga y si está o no en condiciones óptimas) y ya no se puede comprobar. Añadiendo el sobrellenado de los cilindros; puede ser pero tampoco comprobable. Fuga por mal trato al cilindro y eso lo establece criminalística de CICPC”.
Para Guzmán, “los trabajadores de la empresas de gas y encargados de la distribución deben tener en su carpeta personal la capacitación y un certificado válido por un organismo o unidad educativa de formación certificada en el área. Eso lo deben tener, e inclusivo del Instituto Nacional de Prevención, Salud y Seguridad Laborales (INPSASEL)”.
Iván Freites, representante del Sindicato de Trabajadores de Pdvsa (exiliado), explicó para Crónica Uno que los cilindros de gas de uso doméstico vienen con una finalidad bien limitada, el material con que son elaborados los cilindros tiene un precisión por componente, es decir butano y propano.
La presidenta de Gasmaca, Luisana Betancor, detalló que el siniestro ocurrido en Costo Abajo fue por la mala conexión. Las víctimas habían instalado una manguera no apta, el gas se fugó y al encender la luz de la casa todo explotó. El cilindro quedó intacto. Lo mismo ocurrió recientemente en Caripe Viejo, municipio Bolívar.
Un hecho a destacar es que durante su alocución 309 del programa Conversando con Yelitza, la gobernadora de Monagas resaltó que 70 por ciento de las familias utilizaban bombonas pequeñas, es decir, de 10 kilogramos. Sin embargo, en casi todos los accidentes los cilindros con fuga habrían sido de 48 kilos.
En torno al caso, Betancor informó que 8 mil cilindros serían descontinuados progresivamente, a lo que Iván Freites respondió, “en 2008 fue cuando se hizo el último pedido de cilindros en Venezuela”.
El 20 de noviembre de 2020, Pdvsa reactivó la planta de extracción de gas en Jusepín. Para la fecha dos mil 600 cilindros serían recargados con este gas.
Fuentes internas a la industria petrolera señalaron que los procesos se adecuaron para producir gas doméstico de forma segura. En Acogas Ep se produce etano y propano. Anteriormente el propano se usaba para los sistemas de enfriamiento y los excedentes se enviaban a través de un poliducto a la refinería de Jose en Anzoátegui, incorporándose a la ruta las producciones de Santa Bárbara y San Joaquín.
A efectos de odorizar el gas doméstico, en Jusepín se instaló una plata portátil de dosificación de mercaptano, lo cual se trajo de Jose.
Luis Guzmán agregó que hay varios niveles para las seguridad del proceso. “Uno usado en la planta, otros en los llenaderos y otro los distribuidores«, detalla
“Si hay normas esenciales, pero lo básico son las pruebas certificadas, con eso se minimiza la vulnerabilidad de los riesgos de accidentes. En caso de la distribución es esencial la prueba hidrostáticas de los cilindros”, puntualizó.
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