Los venezolanos estamos acostumbrados a guardar el efectivo como si fuera un tesoro, para el transporte que al parecer es para lo único que sirve, el comercio con el pago del dólar ya tomo la calle y hasta los buhoneros lo aceptan , es común escuchar “ no tengo sencillo”. El pago móvil es otra alternativa y hasta los taxis o una simple compra de cambures se paga con esta figura. Son los hechos cotidianos de una economía en el suelo, hiperinflacionaria , definición que es conocida por todos sin ser economistas o especialistas. Las historias podrían ser muchas, todas constituyen el reflejo de una sociedad que a pesar de la pandemia tiene que salir a trabajar para buscarse la papa cada vez mas precaria. Todo el mundo ha tenido que saber usar el pago móvil, no queda otra en el desenvolvimiento similar a una guerra que vive la Venezuela de hoy
La escasez de dinero en efectivo en Venezuela, ya sean bolívares o dólares, complica hasta el extremo las transacciones más elementales . La hiperinflación se ha devorado tres familias de billetes emitidos durante los últimos seis años. Las piezas en efectivo representan hoy apenas el 2% de toda la liquidez monetaria en el país. La autorización oficial sobre el uso del dólar ha paliado la escasez, pero no ha resuelto el problema: es muy difícil obtener cambios para billetes de 10 o 20 dólares. Aquel que tenga un billete de mediana o alta denominación debe saber que probablemente le convenga gastar todo el monto, en lugar de aquello que necesite.
¿ Como llegamos a esta situación?.
“ Hemos arribado a esta situación porque el Gobierno de Nicolás Maduro se ha empeñado en financiar el déficit fiscal de las cuentas del Estado a través de la emisión de dinero inorgánico. La creación de liquidez genera una especie de tsunami: en 2019, por ejemplo, creció 5.000%”, dice Rodrigo Cabezas, economista de la Universidad del Zulia y exministro de Finanzas de Hugo Chávez. “Venezuela es la única economía del mundo en hiperinflación en este momento”, agrega José Manuel Puente, economista y académico de las Universidades de Oxford y Salamanca. “La emisión del propio billete, la tinta y los mecanismos de seguridad para imprimirlos terminan siendo más costosos que el valor nominal de cada pieza”, agrega.
La autorización para el uso del dólar no ha mejorado las cosas en una economía que sufre sanciones internacionales y una industria petrolera quebrada por el despilfarro y la corrupción. No existe en el país un sistema de transacciones internacionales, como Western Union, que agilice las remesas de la diáspora. Ante los cuellos de botella generados por su propia impericia, el gobierno de Maduro ha impulsado los sistemas de pago digital, que ahora están muy extendidos. Algunos de ellos, incluso, funcionan para los programas de subsidios estatales, como sistema Patria o la Billetera Móvil. A ellos se suma el uso de criptomonedas y los sistemas de pago por internet. El comercio se ha ido habituando al sistema, con transferencias acreditadas con fotografías que se envían por wasap. La clase media atiende sus necesidades haciendo pagos con el sistema automatizado Zelle, de la banca internacional.
Economia sin dolares
“La economía produce pocos dólares, hay muy poca inversión extranjera en el país”, afirma Leonardo Vera, miembro de la Academia Venezolana de Economía y agrega: “Hay países donde el dinero electrónico ha avanzado mucho y los requerimientos de efectivo son bajos. Pero en países donde la economía informal es elevada y hay problemas con el empleo, las necesidades de efectivo puede ser muy altas, y ese es nuestro caso”.
“Hasta finales del siglo pasado y los primeros trece del actual”, dice el exministro Cabezas, “la participación de los billetes en el total de la liquidez de la nación era de 10%. En América Latina el promedio es de 14%. En la economía nacional están faltando 64 billones de bolívares en emisión de monedas y billetes; unas 16.000 millones de piezas.”
Para Víctor Álvarez, economista y también exministro en tiempos de Hugo Chávez, “la dolarización que está en curso no es un proceso oficial”. “No se trata de una substitución absoluta de dólares por bolívares luego de un cálculo matemático. Habitualmente esos procesos se dan luego de un acuerdo con la Reserva Federal de los Estados Unidos, que es quien imprime los billetes una vez que una nación decide dolarizar su economía. Las autoridades venezolanas están sancionadas por el Departamento del Tesoro. Los dólares que ingresan a Venezuela tienen un origen variado: repatriación de capitales, remesas, exportaciones privadas, lo poco que pueda entrar por la producción de oro y petróleo, y finalmente, lo que entra por lavado de dinero.”
El Banco Central de Venezuela acaba de emitir tres nuevos billetes de 200.000, 500.000 y un millón de bolívares. Ninguno de ellos llega a valer un dólar. El Gobierno fomenta ahora el ingreso de capitales y flexibiliza las normas de la economía.
Para el exministro Cabezas, no será suficiente. “No será posible una mejora en la economía que nos permita detener la recesión, parar la hiperinflación y recuperar la industria petrolera si no hay un cambio político en Venezuela”, dice.
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