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Desde la llegada del covid-19 en la primera quincena de marzo de 2020 las enfermeras han asumido un papel heroico en la lucha contra una enfermedad totalmente desconocida.
Sin importar el bajo sueldo, las horas de cansancio por las interminables jornadas, las asistentes médicos han sacrificado lo más preciado, su familia.
Compromiso humano
Muchas han dejado de lado el compartir familiar y cuidarse en sus casas como gran parte de la población por meterle el pecho a la lucha para la contención del coronavirus y brindarles asistencia a personas desconocidas.
Las diferentes áreas de atención del Hospital Central de Maturín pudieron haber quedado sin médicos especialistas o residentes, pero siempre se encontraba en los pasillos del centro dispensador de salud las soldadas y soldados de blanco; pasando tratamiento, acompañando y animando a pacientes covid y de otras patologías.
«Hacer el bien no cuesta nada»
Tal es el caso de la licenciada Yulimar Zamora, quien desde febrero de 2020 se desempeña como jefa de Enfermería de la Sala de Aislamiento Covid-19 del Hospital Centinela Dr. Manuel Núñez Tovar.
Ella fue la primera en recibir la vacuna rusa Sputnik-V el 24 de febrero de 2021, a un año de iniciarse la propagación del virus en la entidad. La valiente mujer, madre de una adolescente, contó en exclusiva a El Periódico de Monagas que “cuando asumimos el covid-19 lo asumimos con convicción de servicio”.
Zamora está convencida de que hacer el bien no cuesta nada y más aún en tiempos de crisis satinaria, cuando cualquiera pudiera contagiarse.
La enfermera a cargo de la supervisión de la antigua área de Satramo, hoy Triaje Covid-19, cuenta con la condición de asmática, motivo que demandaría un reposo y retiro de su labor. Pese a su cuadro de base sumó fuerzas para dar un paso al frente y luchar con el poco personal que quedó.
Así como Yulimar, un gran número de mujeres guerreras siguen firmes en sus áreas de consultas tanto en hospitales como en clínicas.
El covid-19 también ha tocado la fibra del gremio de enfermería en Monagas, tres grandes mujeres han partido de este mundo luego de batallar con síntomas asociados al virus letal.
Según el monitoreo de la Organización No Gubernamental (ONG) Médicos Unidos Venezuela, la cifra de mortandad del sector Salud es hasta la fecha de 16 víctimas, tres han sido enfermeras de gran trayectoria y reconocidas por sus talentos y calidad humana.
El primer deceso fue reportado el 23 de enero (2021). Bexy Guevara, coordinadora de Cuidados Coronarios y del Centro Cardiovascular de Maturín había muerto como consecuencia del coronavirus.
Guevara estuvo recluida en el hospital central de Maturín, donde trabajó por muchos años.
El 12 d abril la vida de Mildred Alcalá se apagó, luchó lo más que pudo pero no logró superar la enfermedad. Laboró en el área de consultas externas del Manuel Núñez Tovar.
Tras conocerse su muerte, la tristeza embargó al área de las casitas. Lazos negros se ponían apreciar desde las rejas de la entrada principal y en cada una de las consultas.
El caso más reciente el de la licencia de 63 años Migdalia Vegas. El fallecimiento se conoció la tarde de este 11 de mayo a través de las redes sociales.
Vegas se desempeñó en el Hospital Manuel Núñez Tovar en el área de Quirófanos, en el Simón Bolívar de La Cruz y el Metropolitano de Maturín (HMM).
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