Cada vez son más los adolescentes y jóvenes los que toman por sorpresa las busetas o sitios públicos de la ciudad de Maturín, para deleitar al público con tu talento para el canto.
Desde rap, salsa, merengue, y otros géneros, son entonados a capella o acompañados con una corneta cuyo sonido musical les hace animar el momento.
Generalmente, el discurso para iniciar sus presentaciones, es totalmente amable, agradeciéndole primeramente a Dios y a los oyentes, justificando que lo que hacen es para ganarse la vida, lo cual, lo han convertido en un trabajo más que un hobbie. El pago que reciben a cambio, es el efectivo que cada persona les aporta.
Lo llamativo del caso, es que existen en este oficio de este arte callejero, adolescentes; chicos que, por lo normal, deben estar estudiando y bajo la tutela de un adulto, pero ante la ausencia de estos y sumado a la situación económica por la que atraviesa el país, la mayoría de estos chamos han abandonado las aulas de clases, teniendo que salir a la calle y ganarse la vida, valiéndose de sus talentos o habilidades para lograrlo.
Así sucede con Diego Brito, quien accedió a dar declaraciones luego de una breve presentación de su talento junto a sus otros compañeros, en plena avenida Juncal, a pocos metros de El Periódico de Monagas.
Brito tiene 14 años, y lleva 4 años trabajando en la calle; demostrando lo talentoso que es en el rap. Tiene muy buena lírica callejera. A Brito le “gusta la música, yo mismo la administro, trabajo yo solo o con los panas”. Aseguró que su familia lo apoya, al tiempo que detalló que sale a trabajar a las 7 de la mañana, todos los días. Aunque actualmente no está estudiando, desea retomar sus estudios.
Además, los versos de Brito son de carácter social, de protesta y también espiritual, así que sus canciones reflejan la realidad colectiva. Afirma no estar en alguna iglesia, pero es creyente, «por eso se oye involucrar a Dios en las estrofas”.
Brito aconseja que “cada quien tiene que cumplir sus sueños. Trabajen, perseveren para eso. Si quieren hacer algo no lo dejen por fuera, hágalo”.
En igual condiciones se encuentra Carlos González, un joven de 16 años, quien lleva un año en este oficio. Él era caramelero, charlero. Ahora trabaja cantando. Quedó con estudios de 4to año. Los padres de González saben que él trabaja en la calle.
González expresó que “actualmente no estoy estudiando, le agarré fama al dinero. Pero sí quiero seguir mis estudios porque mi hermanos lo están haciendo, y mis compañeros también lo están haciendo”.
Por su parte, Samuel Herrera, de 15 años, es otro de esos artistas de la calle. No ha dejado de estudiar y por eso pasó para el 4to año de bachillerato, vive en Santa Inés y expresó que “estaba buscando una oportunidad para cantar como Diego y Carlos, y lo logré. Estoy contento con eso”.
Los tres adolescentes indicaron que darán una muestra artística este 2 de octubre a las 2:00 de la tarde en el Centro Comercial Monagas Plaza. “Fuimos invitados, contactados por representantes del Consejo de Protección al Niño, Niña y Adolescente para asistir a cantar ese día”, señaló Brito.
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