Lo peor fue la espera. Reservamos en marzo pero no sabíamos cuándo las fronteras francesas abrirían. Hoy en día, los viajes a Europa están plagados de incertidumbre, dice a AFP Martin Douglass, un profesor de Chicago, de visita en París.
Dependiendo del país de origen y del destino, los turistas deben mostrar que recibieron dos dosis de vacuna anticovid, presentar un test PCR o de antígeno negativos, un motivo imperioso que justifique el viaje y realizar una cuarentena de entre 7 a 10 días.
Esta heterogeneidad en las condiciones genera preocupación e incertidumbre entre los viajeros.
“Un día necesitas esto, otro día aquello. Cuando llegamos al aeropuerto nos pidieron que llenáramos más papeles, pese a que ya habíamos llenado varios formularios”, suspira Brandon McDaniel, dueño de una empresa en Texas, que emprende un circuito de cinco semanas por Europa con su familia.
“Sabemos que será muy caro hacer todas las pruebas necesarias para entrar en cada país, pero si es lo que tenemos que hacer para poder volver a viajar, lo haremos”, dice su esposa Crystal, diseñadora de profesión.
Estados Unidos está en la lista de países catalogados como “seguros”, lo que exime a sus ciudadanos de presentar pruebas PCR o de antígeno si están totalmente vacunados.
“Los estadounidenses llevan tiempo queriendo volver. En todos los barómetros vemos que París sigue siendo el destino prioritario para ellos. Además, como las campañas de vacunación empezaron antes allá, hay muchos que están vacunados, lo que facilita el viaje”, analiza Corinne Menegaux, directora general de la oficina de turismo de París.
Pese a la reapertura de las fronteras, el número de turistas estadounidenses en París ha caído 85% respecto a junio de 2019 y el de turistas extranjeros en general ha bajado 60%, según la misma fuente.
“En 2019, recibimos durante el verano a 10 millones de personas. En 2020, acogimos a 2 millones y este año estimamos que estaremos entre 4 y 5 millones”, explica Menegaux.
“Ahora mismo hay pocos turistas en París”, lamenta Denis Farias, gerente de una tienda de recuerdos cerca de la Torre Eiffel. “Hace dos años, a la misma hora, tenía cinco empleados en la tienda, ahora estoy solo”.
Pero a los turistas les satisface poder disfrutar de París en estas condiciones.
“Como hay menos gente, podemos aprovechar el tiempo para hacer más cosas, pasar menos tiempo en las filas”, dice Mohamed Charpenel, que viene de Dubai.
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