Luego de varios años alejada de su tierra y con una productiva carrera actoral con sello de Telemundo, la ex Miss Venezuela,Mónica Spears, quien llevaba más de un año distanciada de su esposo, decidió “apostar por el amor” y hacer un “viaje de reconciliación” a su natal Venezuela.
En compañía de su esposo, Thomas Henry Berry y de su hija Maya, Mónica, con más nostalgia que temor, viajó desde Miami a Venezuela para “reencontrarse” con los recuerdos de su infancia sin saber que, en su lugar, encontraría la muerte.
Un 6 de diciembre de 2014, la curiosa “Micaela” moriría asesinada por el hampa venezolano y las pésimas políticas de seguridad nacional.
En 2004, Mónica Spear se convirtió en uno de los “productos” de la “fábrica de reinas” que Osmel Sousa tenía en Venezuela y, con solo 19 años se convirtió en la soberana de la belleza venezolana; de ahí viajó a Bangkok – Tailandia, donde terminaría como la cuarta finalista del Miss Universo 2005.
Su paso por el Miss Venezuela le abrió las puertas de la televisión venezolana que, en aquel entonces, era una de las industrias más lucrativas de América Latina.
En 2006, apareció por primera vez en cámara en la telenovela El Desprecio y un año después obtuvo su primer protagónico en Mi Prima Ciela. En 2011 se despidió de la televisión venezolana con su papel de Micaela en La Mujer Perfecta.
Ese mismo año firmó con Telemundo y se mudó a Miami – Florida, donde además de convertirse en actriz internacional conoció a Thomas Henry Berry, el padre de su hija Maya, por quien podría en pausa su carrera.
Sin embargo, su relación no prosperó y en 2012 decidieron divorciarse; pero, en enero de 2014 decidieron darse “otra oportunidad”, por lo que Mónica organizó un “viaje de reconciliación” a Venezuela, donde Thomas vivió desde los 7 años.
Si bien Thomas, quien ya había estado al borde de la muerte tras un asalto en Caracas, se mostró un poco desconfiado ante la idea de volver al “país más peligroso del mundo”, al final terminó por aceptar.
Por su parte, Mónica, quien ya había sido asaltada cinco veces, insistió en viajar porque “siempre disfruto la calidez de mi tierra, se percibe la alegría, la sonrisa, los chistes. A donde llegamos nos ofrecen el café, el ponquesito, el cepilla’o. Cuando voy me hacen el tour por las arepitas con ‘agua e’ sapo’, por las ventas de pastelitos y mandocas”.
Ese 6 de diciembre, en la carretera Puerto Cabello – Valencia, el Corolla donde Mónica Spear viajaba con su esposo al volante y su hija en el asiento trasero se accidentó a 220 kilómetros de Caracas.
Eran las 10: 30 pm y mientras el matrimonio subía el auto a una grúa, cinco hombres armados aparecieron de la nada.
Los mecánicos alcanzaron a huir, mientras que la familia Berry Spear tuvo tiempo de resguardarse en su auto; sin embargo, los ladrones se convirtieron en asesinos y dispararon al vehículo hasta matar a Mónica y Thomas y herir a Maya en una pierna. Si bien la niña de cinco años sobrevivió, sus padres no.
El hecho conmocionó al país y llamó la atención de los artistas venezolanos radicados en el exterior, entre ellos Gaby Espino quien aseguró “con el dolor de mi corazón que no vuelvo a pisar Venezuela”.
Por su parte, Amanda Gutiérrez organizó una manifestación contra la violencia porque “los artistas queremos que no sea en vano esta muerte y esta tragedia tan terrible. Pero no solamente es por ella, ella por ser famosa es el detonante de esto, pero es por las millones de familias que han sido enlutadas por el hampa”.