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Venezuela

Migrantes: Una añoranza por Venezuela que se intensifica en Navidad

El Periódico se acercó a estos venezolanos para conocer las cosas más intimas que se sienten fuera de su patria, principalmente en estas fechas decembrinas.

Ernestina Herrera
Redactado por: Ernestina Herrera
Publicado:20 diciembre, 20216:16 pm
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Migrantes: Una añoranza por Venezuela que se intensifica en Navidad

La Organización de los Estados Americanos (OEA) afirmó que de continuar la prolongada crisis en Venezuela, la cifra de migrantes y refugiados podría superar los 6 millones el próximo año.

David Smolansky, comisionado del secretario general de la OEA para la crisis de migrantes y refugiados venezolanos, indicó que en 2021 se pudiese estar hablando de entre 6 y 7 millones de migrantes y refugiados venezolanos. Indicó que el rango es amplio debido a la situación generada por la pandemia. Es bastante probable que la cifra (de migrantes y refugiados venezolanos) se acerque más a 7 millones que a 6 millones. Eso haría que oficialmente haya más refugiados venezolanos que refugiados sirios”. Cifras disponibles indican que hay 6.7 millones de sirios fuera de esta nación.

Hasta el momento 5.4 millones de venezolanos, el equivalente al 18 % de la población, han salido de su país en busca de oportunidades. Según los datos presentados por la OEA , la mayoría ha ido al vecino Colombia, donde viven más de 1 millón 700 mil venezolanos. Le sigue Perú, donde se registra un millón de personas procedente de Venezuela; y Chile, con unos 457.000. En EE.UU. viven más de 420.000 venezolanos.

Ya el total de los migrantes y refugiados venezolanos supera la población de 70 países en el mundo. Qué sienten estos venezolanos en esta época decembrina, cuáles son sus nostalgias, su carencias mayores: tristeza, añoranza, un montón de cosas se reúne para quienes ha abandonado su país buscando nuevas oportunidades, El Periódico se acercó a estos venezolanos para conocer las cosas más intimas que se sienten fuera de su patria.

«En Navidad los venezolanos solo creemos en la reconciliación», Joana Ilarreta, Francia

Joana Ilarreta lleva seis años en Francia y en los actuales momentos vive en Montpellier con su pequeña hija Megan de dos años, su única compañía, su familia en Francia; para esta odontólogo caraqueña que un día decidió emigrar lo que más añora de Venezuela, sobre todo en esta época, es el espíritu de reconciliación del venezolano, al menos, dice que era así cuando ella partió.

«Mis navidades desde que estoy aquí han cambiado muchísimo porque me ha tocado adaptarme, yo recuerdo que la cena era en familia, no importa si no teníamos mucho, una hallaca, un pan de jamón se compartía en miles de cuadritos para todos. En navidad todo el mundo estaba contento, todo el mundo era amigo aunque al año siguiente se volviera a poner bravos otra vez. La tradición de estar bien vestidos el 24 y el 31, el famoso estreno. El 31 todo el mundo llorando a sus muertos, aquí en Francia esos días son como normales, tomo con mucho agradecimiento lo que me ha ofrecido Francia, no me puedo quejar ¿Qué haré en Navidad? Estaré con mi hija y pido a Dios pueda próximamente reencontrarme con los míos en mi país Venezuela. Es pa’lante como decimos los venezolanos».

«Pega mucho la familia»: Rafael Fersaca, desde La Serena, Chile

Este maturinés salió de su ciudad la Sultana del Guarapiche rumbo a La Sirena, en Chile, hace tres años y dice que sin duda lo que más pega a todo migrante es la familia, sobre todo en estos tiempos. «La celebración de Navidad en mi país comienza desde el primer momento en que salimos a la calle a comprar los aliños para las hallacas, se consulta con la familia, haces las hallacas en familia y hasta la digestión en familia. Los venezolanos celebramos la Navidad todo el mes de diciembre, arreglamos la casa, no solo se trata de la celebración del 24 y el 31, todo forma parte dela navidad, al día siguiente cuando te levantas sabes que algo pasa y es que es la Navidad, cuando te levantas todo está mas colorido, cuando sales te das cuenta de lo esencial que es la navidad para el venezolano y lo valoras más».

«Chile no es un país donde la principal fiesta sea la Navidad», Obando Flores, desde Santiago, Chile

Obando Flores, ingeniero, se fue hace dos años a Santiago de Chile donde ya estaban sus hijos que emigraron primero, él manifiesta que la fiesta anual de los chilenos no es precisamente la Navidad sino el 18 de octubre, celebración de la Independencia , «eso lo celebran muchísimo, sin embargo, en los centros comerciales de Santiago se observa el ambiente navideño pero no así en las casas, la comunidad venezolana lo que ha hecho es mantener las tradiciones, me involucro con mi familia, se hace el arbolito, el nacimiento, las hallacas, el pan de jamón, como si estuviéramos en Maturín o en Caracas o en cualquier ciudad de Venezuela, la comunidad venezolana mantiene su tradición, que esto vaya a permear en los chilenos no sabemos, ya comienzan a conocer la hallaca, ya la arepa es de uso común en Chile, los chilenos si mantienen la tradición de los niños , el » Viejito Pascuero» es el Santa de los chilenos, es uno de los choques que más me pegó en mi primera navidad en esta ciudad».

«Un permanente duelo por la familia», Carmén Hernández, desde Quibdo, Colombia

Carmen Victoria Hernández, caraqueña, pero maturines de  corazón partió hace cuatro años con su esposo y su hija pequeña a la ciudad de Quibdo en el departamento del Choco, Colombia, el año pasado muere su madre y no pudo despedirse de ella es cuando toma la decisión de  reunir a su familia y pagando por las trochas se trajo a su padre Jesús Hernández Guerra, de 84 años y a sus dos hijas mayores Alanis y Mariangel con eso se completo el cuadro familiar junto con su esposo  Douglas Rivero y su hija más pequeña Hadassah.

No me quejo aquí no hay xenofobia contra los venezolanos como otras ciudades, pero todos los migrantes tenemos un duelo en el alma y todos queremos y guardamos la esperanza de regresar a nuestro país algún día y ojala que sea pronto

«Añoro sentarme en una mesa con mi familia», Fiorella Milano, desde Santiago de Chile

Fiorella Milano, deltana, nacida en Tucupita se vino a Maturín a efectuar sus estudios en diseño gráfico, nace su hijo Arom y es entonces cuando decide emigrar primero se fue a Colombia a la región fronteriza y después emprendió de allí viaje hacia Chile, un largo trayecto para una migrante, pero finalmente ella y su pequeño anclaron en la ciudad de Santiago de Chile donde ejerce su trabajo como diseñadora y montó su empresa personal, que es lo que mas añora en esta navidad:

-Pues sentarme en una mesa con mi familia, ese compartir inigualable que estoy segura aquí no tendré, mi  familia es mi hijo , añoro esa cena navideña donde estoy segura no encontrare en ninguna parte del mundo esa calidez.

«El amor por Venezuela no tiene fecha, ni horario en el calendario», Isadora Arteaga, Argentina

Para esta maturinesa que vive en Argentina con toda su familia, las añoranzas son todos los días del año pero en Navidad se piensa mucho en los momentos de compartir con los amigos , de intercambiar las hallacas, vamos a visitar a una familia, un cafe juntos, para ella son cosas cotidianas que en diciembre tienen un valor emocional todavía más grande, tengo dos hermanos en Maturín, y aunque aquí tengo a mis padres y a un hermano, recuero esas  fechas especiales con los intercambios de regalos entre nosotros , con la migración todas estas cosas evidentemente se van disolviendo , la gente esta ocupada en sus  trabajos, en diciembre  aquí en Buenos Aires hay algunas tiendas decoradas pero la Navidad es distinta y es que el amor por Venezuela no tiene horario ni fecha en el calendario, el amor por Venezuela es todo el año.

«Cuando estamos fuera nos adaptamos a las nuevas realidades», Ira Cedeño, desde Francia

Ira Carmen Cedeño Herrera partió de Venezuela hace 21 años, digamos que es más francesa que venezolana, su propósito de emprender una vida en el viejo continente no fue un capricho de juventud digamos que de niña ya tenía trazado ese camino y el destino final estaba siempre en Francia, una breve estadía en Berlín, Alemania para finalmente regresar a Francia, ciudadana franco venezolana logro su máxima aspiración, su hijo, Oscar Juan nacido en la ciudad de Montpellier, Francia. Sobre las navidades dice:

-Digamos que me he adaptado, creo que cuando uno tiene un propósito como que asimila rápidamente lo que tiene a su alrededor, recuerdo que en la casa era yo la que decoraba el árbol,  una vez lo puse con lazos color melón fue el año en que murió mi abuelo, pasábamos navidad o año nuevo en casa de mis padrinos Maritza y Rafael, y mi padrino era una persona especial para mi, yo patinaba en Los Próceres. Hoy en día  mitad de las navidades las tomo para viajar el año pasado fui a Finlandia, siempre viajo, en Venezuela   iba a la playa, al pueblo de Choroni, últimamente ya madura compro mis hallacas, trato de buscar venezolanos como yo, pero siempre están los recuerdos de la niñez y la adolescencia, pero en realidad diríamos que  he tenido la oportunidad de presenciar las navidades en varios países de Europa, siempre sentí esa necesidad de viajar, y lo sigo haciendo, ahora lo tengo que confesar temo la inseguridad de Venezuela sobre todo después de la  muerte de mi hermano menor, tengo recuerdos de la navidad con mis abuelos maternos, eso si me acuerdo bastante, y tengo mi vida con mi hijo , ese franco venezolano que algún día conocerá esa otra parte de su vida el legado venezolano de su madre.

«Nostalgia: Una palabra que le queda pequeña a un migrante», Dayana Guzmán, desde Santiago, Chile

«Ser migrante no fue una decisión que tomé a la ligera o de un día para otro. fueron muchas cosas, situaciones, personas, que me llevaron a estar en el lugar donde me encuentro», así comienza sus reflexiones Dayana Guzmán, una maturinés que hoy se encuentra en la ciudad de Santiago de Chile.

«Hoy (sábado) 18 de diciembre de 2021, han pasado 2 años, 8 meses y 3 días de haberlo dejado todo atrás para empezar desde cero en un país que no es mío, pero que ya lo quiero como si lo fuera», manifiesta.

Empecé una nueva vida en Chile, una vida libre, prospera, rodeada de gente maravillosa, de mi novio (un chileno) y su familia, que ha sido extraordinaria conmigo. Pero todo eso, a costa de no tener cerca a los míos, no poder besarlos, abrazarlos o tan siquiera darle el último adiós a los que en mi ausencia se han ido al cielo.

«Nostalgia es una palabra que se queda pequeña ante tantos sentimientos que puede experimentar un migrante estando lejos del país que lo vio nacer, porque es como ser bipolar, un día te sientes fuerte y sonríes, otro día piensas que el mundo se te viene abajo y lloras. Pero siempre, con la ilusión intacta de volver, poder abrazar a la familia, sentarse todos a cenar en la misma mesa un diciembre o simplemente compartir un buen café», continuó comentando.

«Le envío todo mi cariño y respeto a todos los valientes que metimos nuestra vida en 2 maletas y nos regamos por el mundo para crecer como personas, como profesionales y sobretodo, para dentro de lo posible, ayudar a nuestras familias a tener una mejor calidad de vida», finalizó.

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