Se requieren unos 50 sacerdotes para poder llenar todas las actividades pastorales de la Diócesis de Maturín, tal afirmación la hicieron en el programa El Periódico con los Vecinos, el Padre Samael Gamboa, cura párroco de la Catedral de Maturín y el Padre Josué Pérez, director del Seminario Mayor San Pablo Apóstol de Maturín.
Este sábado se producirá en la Catedral de Maturín la ordenación de cinco nuevos sacerdotes que han recibido su preparación en el Seminario de Maturín, por espacio de ocho años. Ellos han terminado sus estudios y pasarán a formar parte de este grupo de hombres de fe que se integran a la vida pastoral de este estado.
El Padre Samael y Josue Pérez son ambos egresados del Seminario, que es uno de los más jóvenes de Venezuela, tiene 26 años de creado mientras que hay otros Seminarios como el de San Cristóbal, que tienen 100 años. El Seminario ha sufrido como todo el país de tal manera que la Diócesis ha hecho circular un stiker que señala «que ninguna vocación se pierda por falta de alimentos», con ello quieren señalar los problemas que el Seminario padece ubicado en un sector popular, en El Silencio de Campo Alegre. «Tenemos 23 jóvenes que están desde los 18 años hasta los 25 y es una edad en que comen bastante, no tenemos ninguna ayuda oficial pero tenemos que mantenernos con los aportes de la Iglesia y de algunas colaboraciones privadas, y nuestra infraestructura en la actualidad está bastante deteriorada, ya carecemos de los salones tenemos que oír clases en el comedor, y realmente requerimos de mayores aportes para que estos jóvenes que se preparan duro reciban una buena atención», dice el padre Josué Pérez.
Quienes ingresen estarán allí por espacios de 8 años, la mayoría provienen de otras regiones de Oriente y es de señalar que de inmediato se colocan bajo las ordenes del Obispo Monseñor Enrique Pérez Lavado «la profesión del sacerdocio como cualquier otra sufre los rigores de la crisis venezolana, muchos se han ido o para seguir estudios en otra parte o buscando alternativas mejores, es un trabajo duro que se agudizo con la pandemia, y se han ido de Maturín aproximadamente 20 sacerdotes, hay parroquias que tienen una feligresía muy amplia como la de la Catedral que llega hasta el sur, como la de Las Cocuizas y que requieren al menos tres sacerdotes para cubrir el trabajo pero no los tenemos, esto nos compromete mucho más, respetamos a los que se fueron pero sabemos que debemos quedarnos en nuestro país», menciona el padre Samael Gamboa.
Para Josué Pérez, el panorama que se vive obliga a los sacerdotes a desarrollar las fortalezas que debe tener todo hombre de Dios, la humanidad para apiadarse del dolor de la gente «nosotros en el Seminario vivimos en un sector pobre y allí llegan todos los días niños o ancianos tocando a nuestra puerta para solicitar comida, nuestros muchachos no solo reciben una formación en teología y filosofía sino que además están hecho para el apostolado de la fe, de la espiritualidad, del empadronamiento, y » creemos firmemente que tales condiciones se forman desde la familia aún cuando hemos recibido a jóvenes que incluso tienen una profesión y terminan asimilando su ingreso».
En estos momentos, como bien lo señalaron los sacerdotes, necesitan el apoyo del estado, indicó el Padre Samael que hay un convenio que se firmó hace 8 años entre el estado venezolano y el Vaticano para el mantenimiento de las infraestructuras religiosas y por lo menos la Catedral en 8 años no ha recibido ninguna atención del gobierno regional y la verdad es que necesita ciertas reparaciones.