Un grupo de 98 venezolanos resultaron deportados hasta Güiria, en el estado Sucre, este sábado 12 de agosto desde la isla de Trinidad y Tobago, tras permanecer un mes detenidos por participar en una fiesta de la comunidad LGBTIQ+ que se llevó a cabo en el club nocturno Saint James.
El grupo inicial estaba compuesto por 200 venezolanos, a quienes detuvieron el domingo 9 de julio cuando efectivos de inmigración llegaron al sitio y se los llevaron hasta la sede del Helipuerto en Chaguanas. A varios los liberaron la semana pasada y a otros 98 los retornaron a Venezuela.
Desde este lugar, varios denunciaron las condiciones deplorables en las que estuvieron, así como también los maltratos y humillaciones que sufrieron por parte de las autoridades trinitarias.
En aquel entonces, la activista de derechos humanos, Yesena González, alertó a Radio Fe y Alegría Noticias que estas personas estuvieron en unas celdas sin acceso a agua y a alimentación, y las celdas no contaban con infraestructuras aptas para que les garantizara, por lo menos, el descanso.
Los 98 venezolanos salieron de Trinidad y Tobago alrededor de la 1:00 pm en un ferry y llegaron a Güiria a las 3:15 pm en el muelle cinco de la Capitanía de Puerto, donde los recibieron familiares y amigos.
El familiar de una de las personas que deportaron, cuyo nombre prefirió mantener bajo reserva, contó a Radio Fe y Alegría Noticias que a estas personas las regresaron a Venezuela luego de “ganar un juicio” y que se supondría que sería inmediato “allá mismo”.
A esta persona le parece injusto que estos venezolanos además de dejar sus cosas materiales en la isla, también tuvieron que dejar “parejas, hijos y otros familiares”. Además, agregó que tampoco hubo un pronunciamiento oficial por parte de las autoridades venezolanas “ante estos hechos tan denigrantes contra nuestra gente”, expresó.
“Cada uno de los que se fueron a Trinidad, fue por un futuro mejor”, añadió.
Habla uno de los liberados
Antonio José León Sifontes, quien es nativo de Güiria, relató a este medio de comunicación parte de lo que vivió junto al resto de los compañeros venezolanos, a quienes les dijeron que solo estaban detenidos y los llevaron al Helipuerto de Chaguanas, desde donde les decían constantemente que los deportarían.
“Después de eso liberaron a 40 personas. El resto quedamos ahí. Recibimos maltratos, humillaciones, golpes, por lo menos durante 15 días”. En el caso de León, lo soltaron porque unos abogados se encargaron de la defensa tanto de él como la de otros venezolanos.
“No nos daban agua. Solo pan y sardina era la comida que nos ofrecían”, agregó León.
Sin embargo, este joven recibió una llamada el martes 8 de agosto desde las oficinas de migración desde donde le indicaron que lo detendrían nuevamente y que lo deportarían a Venezuela. No obstante, confesó que se resistió a acudir a la cita y dos días después los funcionarios policiales se presentaron en su casa y una vez que estos se retiraron, tomó la decisión de irse de su casa con su pareja, un sobrino y otra persona que liberaron.
León actualmente está en un escondite con sus parientes y expresó tener mucho susto ante la incertidumbre de lo que pueda ocurrir de ahora en adelante junto al resto de las 29 personas que liberaron.
“Estas autoridades de seguridad no respetan las leyes internacionales y menos las de su propio país”, expresó León Sifontes, quien tiene refugio y solicitud de asilo y no puede regresar a Venezuela por razones políticas, así como otros venezolanos.
Por su parte, Raúl Durán Martínez quien reside en la isla, también es familia de una de las personas que deportaron y es el primero en denunciar a través de las redes sociales lo que sucedía con estos venezolanos que detuvieron en la isla.
A su juicio, estas personas no le hacían daño a nadie y que solo “participan en una fiesta de la comunidad LGBTI. Desde ahí comenzó la angustia para los detenidos y para nosotros como familiares. Se comenzó a hacer las denuncias ante los organismos internacionales, seguidamente se realizó el juicio donde ellos ganaron, pero el gobierno apeló esa decisión, y siguieron detenidos por varios días más”, contó.
Al mismo tiempo, Durán indicó que la deportación hacia Güiria se debió a que es el puerto más cercano a Trinidad y Tobago y que acarrearían menos gastos para ambas naciones.
“Ellos decidieron mandar a la gente hasta el estado Sucre, por la razón de que la mayoría de los connacionales que aparecen en la lista son de Güiria, otros de Delta Amacuro, Anzoátegui, Bolívar, Monagas, Nueva Esparta”, entre otras ciudades de Venezuela.
Durán resaltó que millones de venezolanos dejaron el país en búsqueda de un futuro mejor “para ellos y sus familiares”. A su juicio, piensa que es “injusto que nos traten así de esta manera, nosotros ahora los que vivimos en la isla de Trinidad, tenemos miedo que pueda pasaros algo similar, porque esa gente no siente ningún tipo de afecto o empatía por nosotros (venezolanos)”, aseguró.
Por otra parte, un total de nueve mujeres siguen detenidas en Trinidad y Tobago “en unas condiciones no aptas para ningún ser humano, ni para unos animales. Siguen detenidas porque tienen a sus hijos que nacieron allá. Migraron hacia Trinidad a buscar un futuro mejor”, comentó otro familiar quien prefirió mantener su nombre bajo anonimato por temor a represalias.
Con información de Radio Fe y Alegría Noticias
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