Académico, pensador e incansable activista social, Luis Ugalde (Guipúzcoa, 1938) es uno de los referentes más importantes de la sociedad democrática venezolana. También es uno de los voceros más respetados de la oposición. Es de los pocos que pueden criticar sin miedo y cuyas observaciones son con frecuencia escuchadas. La repetición de las elecciones en el Estado Barinas –entidad natal de Hugo Chávez-, el próximo 9 de enero, es, para el sacerdote, una magnífica oportunidad para movilizar a la ciudadanía contra la hegemonía chavista.
Pregunta. Dividida y sin horizonte claro, ¿qué le toca ahora a la oposición?
Respuesta. Por un lado, para mí es obvio que el Gobierno de Maduro está muy mal. Ellos quieren aparentar que están bien, pero en las elecciones, con toda la ventaja que tomaron, les fue también mal. El chavismo cada vez saca menos votos. Pero por el otro lado, tampoco podemos decir que la oposición viene subiendo. No solo tienen diferencias, están agresivos entre sí. Sin embargo, y como los pueblos no se suicidan, la oposición no tiene más alternativa que crecer. He sabido que acaban de celebrar una reunión fuera del país todas estas tendencias opositoras, que saben que así no pueden seguir.
P. ¿Maduro necesita ser popular para seguir en el poder?
R. Una dictadura siempre puede hacer lo que quiere, ahí está el caso de Nicaragua. En Barinas casi llegamos a eso, de hecho. Pueden hacer cosas, pero, incluso en el caso de Barinas, el Gobierno de Maduro se va quedando sin cartas. Con las concesiones hechas en las regionales, el régimen chavista intentaba blanquear sus credenciales, ser reconocido como un actor democrático.
P. Juan Guaidó ha perdido apoyos internos, ¿cree que puede plantearse su sustitución?
R. Creo que sus adversarios se están convenciendo de que no hay otra alternativa que Guaidó, y que las declaraciones de Julio Borges sobre el Gobierno interino no fueron oportunas. Una de las pocas fuerzas de la oposición es el apoyo internacional, el respaldo de Estados Unidos, que es irrestricto. No creo que esté planteado cambiar a Juan Guaidó y sería un error intentar hacerlo.
P. ¿Qué debe mejorar Guaido, tan criticado últimamente?
R. La ambigüedad que tiene con el tema de ir a votar es muy difícil de entender. Lo vimos en las pasadas elecciones regionales. Infravaloró el potencial antidictadura que hay en este momento en el país. Sucede con algunos que están fuera: subestiman la indignación que existe.
P. Hay sectores que proponen de nuevo promover un Referéndum Revocatorio ¿qué opina usted?
R. Luce de anteojo, está en la Constitución, la pregunta es sencilla, nos une a todos los demócratas. Pero también he escuchado algunas objeciones que son muy serias. Si queda revocado Maduro, asume la vicepresidenta, Delcy Rodríguez. La Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo, todo el aparato del Estado está en manos del régimen. Hay que pensar serenamente esos pasos. Además está el factor militar. El régimen está en manos de los militares, beneficiarios, algunos de forma muy desvergonzada, de las prebendas que les da Maduro. Aunque también, al mismo tiempo, es el mundo más ofendido por las truculencias del Gobierno. Un militar honrado siente que la institución está por los suelos. Los militares saben que con este régimen Venezuela no tiene futuro.
P. ¿Cuál puede ser el desenlace de esta acumulación de tensiones interminable?
R. Para mí todo esto termina en una negociación política, aunque muchos no crean en ella. Las conversaciones de México van a regresar. Habrá presión de los países cercanos al régimen, y también del lado democrático, para reiniciar conversaciones. Las elecciones repetidas en el Estado Barinas pueden tener un costo alto para el Gobierno, aún con una victoria forjada. El informe de la Unión Europea será duro con Maduro. Cuba está en lo interno peor que nunca.
P. ¿Tendrá el país que esperar a 2024 y diseñar una estrategia frente a las próximas elecciones presidenciales?
R. Los partidos opositores saben que están mal y que 2024 está a la vuelta de la esquina para comenzar una reconstrucción organizativa. Yo eso, en lo personal, no lo puedo aceptar. Sería divorciarse de la tragedia social que vive el venezolano. Una cosa es calcular el tiempo a conveniencia del desajuste interno que ellos tienen, y otra que se le diga a la gente: “espere como mínimo al 2024″. Claro que puede ocurrir y todo seguirá empeorando. Sería una desgracia. Creo que hay que buscar una salida negociada, luchar por adelantar las elecciones presidenciales en un marco de negociación. Es fundamental consolidar y atender los desarrollos políticos internos. La mayor distancia que hay que atender es el malestar actual de la población. Y en segundo lugar, valorar el esfuerzo de la sociedad civil.
P. No se ve muy factible que Maduro decida a acortar el período.
R. Los cambios en dictadura nunca se dan si no hay un resquebrajamiento interno. De momento no parece, pero ha pasado y pasa, de esas cosas se entera uno al día siguiente.
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