De entrada pareciera que las condiciones planteadas por Nicolás Maduro para dialogar con Juan Guaidó -devolución de activos, levantamiento de sanciones y reconocimiento de la AN– cerrarían la puerta a las negociaciones que plantea la oposición, pero la situación ha cambiado en varios aspectos en los últimos tiempos., además, enfrenta un contexto internacional en que diversos países se ven actualmente confrontados con sus propias crisis, tales son los casos de Colombia y Perú.
Para Ronal Rodríguez, politólogo, profesor e Investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, en Bogotá, “el diálogo es la única alternativa. No hay otra forma de superar la crisis que vive el país, menos ante la actual emergencia de salud pública”, principalmente porque Venezuela resalta como el país menos preparado de la región para enfrentar la pandemia de COVID-19 y ello “acelera la dinámica de la búsqueda de una salida negociada. La negociación se vuelve un imperativo”.
También el especialista alemán en América Latina Wolf Grabendorf considera que ambas partes tienen mayor interés en un éxito de posibles negociaciones.
“Creo que hay una situación que favorece el diálogo, en parte porque la oposición ya no puede contar tanto con el apoyo irrestricto de Estados Unidos que, “en tiempos de Trump, estaba en contra de cualquier negociación con Maduro. Pero ahora tengo la impresión de que en Washington se ve con buenos ojos esa posible negociación”.
De ahí a que sean realistas las condiciones de Maduro hay, sin embargo, un enorme trecho. El reconocimiento de la nueva Asamblea Nacional que demanda es un punto álgido, a juicio de Grabendorf, porque “la posición formal de Juan Guaidó como presidente interino depende de su posición como expresidente de la única asamblea nacional internacionalmente reconocida”.
Asimismo considera que el requisito de un levantamiento de las sanciones planteado por Maduro luce cuesta arriba, porque éstas han sido impuestas por otros actores internacionales, particularmente por Estados Unidos, algo en lo que Ronal Rodríguez cree que la oposición venezolana tiene poco margen de maniobra, haciendo notar que no todas dependen siquiera de la voluntad política.
También la oposición ha puesto sus exigencias, que apuntan a la celebración de elecciones anticipadas. ¿Está entonces bloqueada la puerta que conduciría a la sala de negociaciones? No necesariamente. Los analistas estiman que ambas partes intentan subir su apuesta para para tratar de llegar a negociar en un momento determinado, pero arrancando desde una posición de fuerza.
“Creo que poner la vara tan alta va en dirección de mirar qué posibilidades hay de solicitar un referéndum revocatorio”, opina Rodríguez, refiriéndose a la postura opositora. En su opinión, “sería una posibilidad intermedia entre la validación de las elecciones locales, que es lo que pide el oficialismo, y una elección presidencial, que es lo que pide la oposición”.
Estima que el propio chavismo podría estar interesado en una “renovación del liderazgo que permita mantener con vida el proyecto, incluso prescindiendo un poco de la figura de Maduro y buscando una figura del chavismo que sea un poco más cercana al centro”.
Según el politólogo de la Universidad del Rosario, “es importante que la negociación se plantee como la reconstrucción de la democracia venezolana, incluyendo una alternancia política y democrática, pero ese proceso va a tener que incluir a los chavistas”.
De todos modos, la brecha sigue siendo profunda y Grabendorf considera prematuro aventurar si en esta ocasión podrán esperarse negociaciones que fructifiquen. Asigna a Noruega un papel clave en estos esfuerzos de posibilitar un nuevo diálogo, al igual que a otros actores, como los del Grupo de Contacto. Colombia, que genera gran confianza entre la oposición también podría jugar un papel crucial –a juicio de Rodríguez- como en su momento lo jugó Venezuela en los acuerdos de paz entre Bogotá y las FARC.
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