¿Qué pasará con la segunda vuelta en Brasil prevista para el 30 de octubre? Hay que decir que ambos candidatos se están moviendo mucho buscando apoyo y es difícil determinar en estos momentos un desenlace. El partido de Ciro Gomes, que quedó en cuarto lugar (3 %), ha anunciado que la cúpula ha decidido por unanimidad sumarse a la candidatura de Lula. Su adversario Bolsonaro se ha anotado otro tanto al conseguir el respaldo del gobernador de Minas Gerais, el tercer estado más importante de Brasil que, además, es el termómetro de las presidenciales. Quien gana Minas alcanza la presidencia. Menos crucial, pero también de peso, que los gobernadores tanto de Río de Janeiro como de São Paulo se hayan colocado públicamente a su lado.
Los del domingo fueron los comicios más polarizados de Brasil. Nueve de cada diez electores se decantaron por el dúo favorito: Lula, el hombre que gobernó entre 2003 y 2010, o Bolsonaro, actual mandatario. Por eso los votos que hay ahora para repartirse son pocos y extremadamente apreciados. Queda por ver a quién apoya la tercera colocada, Simone Tebet (4,1%), que apunta hacia Lula pero no lo ha anunciado.
Lula ganó la primera vuelta pero por un margen mucho más estrecho de lo que las encuestas habían anticipado. Subestimaron a Bolsonaro. El izquierdista, que concurre al frente de una coalición integrada por el Partido de los Trabajadores (PT) y otras formaciones que abarca hasta el centro derecha, logró el 48,4 %. El líder de la extrema derecha brasileña, un 43 %, notablemente más de lo pronosticado.
Ciro Gomes, conocido como Ciro a secas, es otro veterano de la política brasileña, este era su cuarto intento de llegar a la Presidencia. “En estas circunstancias es la única salida”, ha dicho en un vídeo sobre el apoyo a Lula, al que no menciona por su nombre. Aunque fue ministro de Lula y su programa contiene propuestas de centro-izquierda, en su empeño por asomar la cabeza entre lo dos favoritos, hizo una campaña de ataques brutales contra ambos. Y los llamamientos del PT de Lula al voto útil dispararon la indignación de Gomes hasta límites insospechados: “Estoy alucinado con la falta de escrúpulos de Lula y del PT. Me quieren exterminar. (…) no tienen pudor, son nazis”, declaró el mes pasado.
La relación de Gomes con Lula se agrió hace mucho. Quedó nítido en las elecciones de 2018. Su partido solo ofreció al PT su “apoyo critico” en el último minuto. Y para indignación de buena parte de los progresistas brasileños, el propio Ciro agarró un avión y se marchó a París para no votar. El asunto es carne de meme todavía hoy. Ahora, en un debate, Lula le ofreció sentarse a hablar para evitar una nueva espantada a Europa.
En el otro lado del cuadrilátero en el que Brasil se ha convertido, Bolsonaro ha propinado el primer golpe. A primera hora ha comparecido en el palacio presidencial de Alvorada, en Brasilia, junto a Romeu Zema, el recién reelecto gobernador de Minas Gerais, un estado del tamaño de España con la población de Argentina que es el segundo con más electores. En el reñidísimo panorama actual, Minas es una pieza imprescindible para llegar hasta la presidencia.
Zema ha declarado junto al mandatario de extrema derecha: “Convergemos en muchas cosas, en otras no, pero ahora que Brasil necesita avanzar creo mucho más en la propuesta del presidente Bolsonaro que en la del adversario”. Para Bolsonaro, es un respaldo “decisivo”.
Las señales que los mineiros emitieron en las urnas electrónicas el domingo fueron contradictorias. Reeligieron como gobernador con el 56 % a Zema, un empresario que ganó en la estela del bolsonarismo hace cuatro años, pero que se había distanciado del presidente. Y simultáneamente, en la votación a presidente dieron el triunfo a Lula frente a Bolsonaro con un resultado clavado al nacional, 48 %-43 %.
La pelota está de nuevo rodando. Los dos candidatos celebran estos días reuniones y buscan los necesarios apoyos antes de echarse de nuevo a la carretera para dar mítines. Bien arraigado Lula en el norte más pobre y Bolsonaro en el sur más rico, lo más probable que es que la batalla definitiva y los mítines se centren en São Paulo, Minas Gerais y Río de Janeiro.
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