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Maturín tierra de magia, tierra histórica conocida por su legado de libertad, por sus atractivos naturales y gentilicio, sus riquezas petroleras son conocidas en todo el mundo; pero también es conocida por ser la capital de la danza venezolana.
Yolanda Moreno, la bailarina del pueblo venezolano, quedó impresionada con el talento que existe en Maturín; al punto que la llevó a afirmar que aquí todas las mujeres paren bailarinas. De ese talento que nace y se forma en la capital monaguense, Moreno reconoció a Romer Botini, como una de las grandes figuras de la danza venezolana.
El maestro Romer Botini, icono de la cultura en Monagas, formador de las nuevas generaciones de bailarines, pero más que eso se considera un apasionado por la danza. Más allá de bailar, su pasión se ha centrado en crear arte desde la danza.
Recordó que sus inicios fueron hace 34 años, bailando en la agrupación Danzas Guarapiche. “Siempre pensé que iba a ser médico o ingeniero en petróleo hasta que conocí la danza. Desde ese momento entendí que la danza era mi vida”.
Para Botini, la danza es artes, es vida, es pasión, es una expresión que está integrada por el canto, por la música, por el baile. La danza te lleva a imaginar muchísimo. Y aquellas personas que somos creadores, nos sentimos inspirados por ella.
“Me inicié como bailarín, pero la pasión que sentí por esta expresión me llevó a seguir preparándome, con cursos, charlas y de allí comencé a crear. A lo largo de mi carrera he tenido fracasos; que me han dejado grandes enseñanzas. El reconocimiento que he logrado ha impulsado mi carrera, pero sobre todo me han motivado a seguir creciendo, formando y apostando por la danza venezolana”.
Destacó el entrevistado que el logro más importante en su carrera ha sido conseguir el aplauso de su público.
“Para nosotros, el aplauso nos llena. Porque de nada sirve el dinero si no sale bien la coreografía. No hay mejor premio para un artista que el aplauso del público. Y la satisfacción del gran esfuerzo que has hecho y la entrega de tu vida en cada trabajo”.
En cuanto al crecimiento de esta expresión cultural en Maturín, Bottini sin dudarlo reconoce que la danza tiene un potencial inmenso en la región.
“Aquí hay innumerables agrupaciones dancísticas en todos los estilos. En danza contemporánea, en ballet clásico, en danza nacionalista, en danza tradicional. Cada vez quedo impresionado con el trabajo. Y que esas generaciones vienen formándose”, señaló.
Reconoce el maestro que una de las fortalezas de esta generación es su interés por capacitarse.
“Es el deber ser. Cada profesional debe formarse. Porque a veces las personas creen que bailar es dar dos movimientos o dos pasos. O ya soy coreógrafo, o ya soy bailarín. No. La danza es una vocación, la danza es una profesión”.
En el marco de la celebración del día nacional de la Danza, Botini explica que: “Para esta celebración tenemos un proyecto que hacemos desde el corazón. Porque somos artistas y somos sensibles. Y le ponemos todo el empeño y el cariño. Por eso es que yo siempre digo, nunca el arte va a dejar de existir. Porque eso está, sale desde el alma”.
El éxito del maestro ha sido resultado del esfuerzo, dedicación y el trabajo de 34 años, pero también es un reflejo de la conducta de un artista que ha puesto su fe en Dios y la Virgen del Valle para que guie sus pasos.
“Tengo mucho que agradecerle a Dios y a la Virgen, hay momentos en que no creo todo lo que está pasando en mi carrera, el reconocimiento artístico, la atención a mi trabajo, pero es el resultado del esfuerzo y hacer las cosas con pasión y en pro del arte”.
Antes de despedirse el artista, señaló que el faro de su vida ha
Vía/ Prensa Alcaldía Maturín
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