Repleto de basura, con maleza abundante, con inseguridad y profanación de tumbas a la orden del día, así se encuentra El Cementerio Viejo de Maturín, ubicado en el sector La Periquera de esta ciudad, según denunciaron los familiares de los difuntos que reposan en este Campo Santo.
Su fundación data desde el año 1.880 y su nombre real es en honor al Padre Juan Pedro Luciani, quien por muchos años ofreció sus servicios en la ciudad capital.
Ante todo este panorama aterrador hace que las familias acudan casi que ‘volando’ a llevar flores a sus difuntos.
Juana Lara, una de las dolientes que visitaba la necrópolis este martes denunció que «las autoridades tiene tiempo que ya no vienen por estos lados, cada vez que he venido al cementerio está lleno de monte, sucio, sin nadie que vigile para uno poder estar, aunque sea unos minutos, con sus familiares difuntos, no es justo que ya se acerque el Día de los Fieles Difuntos y este así en este abandono y en la completa desidia».
«Aquí se han encontrado culebras, tumbas rotas o profanadas, o simplemente perdidas, porque nadie las viene a visitar, cada día la inseguridad y la situación en que la Alcaldía de Maturín ha dejado al Campo Santo, hace que solo unos pocos puedan venir aquí», sentenció la dama.
El moderno y amplio camposanto Padre Pedro Juan Luciani, fue construido en 1880 por el gobernador del estado Maturín, General Santos Carrera, quien permaneció en la primera Magistratura estadal desde el 1° de agosto del año 1880 hasta 1882.
Muchas familias pudientes económicamente de Maturín, trasladaron sus difuntos en carretas haladas con caballos o mulas hacia el nuevo cementerio del sector Periquera por su vistosidad urbana, esto nos demuestra que hay sepulturas en el actual cementerio Padre Pedro Juan Luciani con descripciones antes de 1880. Ejemplo la del General Manuel de Isaba y Sucre, fallecido el 21 de noviembre 1868, destacado prócer de la Federación venezolana entre los años de 1859-1864.
Este cementerio donde fueron sepultados grandes de la historia de Maturín, como es el caso de; Nicolás Sanabria 1876 la más antigua, Helena Camino Izava, 1948; la del Negro Macario, conocido personaje popular de la ciudad capital; la del rey del galerón Benito Quiroz, el general Bernardo Rousseau García 1917, Alejandro Rascanieri, la maestra Paubla Bastardo; el Dr. Manuel Núñez Tovar; beisbolista de grandes ligas cubano venezolano Tata Solís; Agapito Cifuentes, destacado músico monaguense, y la del General Sixto Gil, entre otros muchos.
«Hoy este cementerio icono de la ciudad, solo quedan las ruinas, ha quedado en el olvido y en el bandado por los últimos 4 años de gestión del Alcalde de Maturín Wilfredo Ordaz», aseguró Juan Fernández.
Otra de las entrevistadas, quien prefirió reservar su nombre, manifestó que «la última que vez que entre al cementerio viejo no estaba tan abandonado como ahora, estoy impresionado como lo han dejado en el olvido, que prácticamente se pierda, que este llena de monto, y en la noche esto está demasiado oscuro, parece una cueva de lobo, será que al señor alcalde no le duelen las cosas de Maturín».
«Aquí se han robado todo lo que han podido, las lápidas, losas de mármol, cruces y todo lo que le pongan a un difunto los malandros vienen y se lo roban todo, no hay nadie que brinde seguridad a las instalaciones, porque en este municipio ni a los muertos los dejan descansar en paz, cerca de aquí hay un módulo policial, pero no sabemos para qué están ahí, si no brinda seguridad», reclamó Lara.
Durante el recorrido que realizó el equipo de El Periódico de Monagas, por el Cementerio Viejo de Maturín, se pudo constatar que las oficinas están abandonas y son usadas con otros fines por las personas que han hecho de esto un pasadizo, comentaron los vecinos que la secretaria trabaja debajo de un árbol por esa misma razón.
Otra de las denuncias formuladas por los visitantes del lugar, tuvo que ver con la profanación de tumbas que se ha generado dentro del Cementerio Viejo de Maturín, ante los ojos del Gobierno Municipal y de la Policía de Maturín.
«Cada día que ves que nosotros venimos para el cementerio, vemos tumbas rotas, acabadas por los malandros, o por las personas que vienen hacer sus rituales extraños, para sus brujerías y todas esas cosas, la policía no ha hecho nada para frenar esas cosas, y eso que están a menos de 100 de la entrada, estamos en libre culto, pero no pueden agarrar a nuestros difuntos para sus cosas del más allá», denunció Marta Velásquez.
Ángela Perdomo, dijo que «Hace tres años enterramos un familiar aquí, y cuando vinimos a los meses se habían robado las lápidas y los floreros que habíamos colocado, y la tapa de la tumba estaba forzada, y tuvimos que volver hacer el trabajo nuevamente, nadie vigila y a ninguna autoridad le duele estas cosas».
Jesús Rodríguez, vecino de la zona indicó que «no todo lo que comentan que se hace aquí es cierto, muchas veces la falta de fosas ha hecho que saquen otros huesos y se lancen por ahí es que estos trabajadores tampoco tiene herramientas, ni vigilancia, muchas veces sin saber hacen ese tipo de cosas, pero no creo que haya profanación de tumbas ni se hagan rituales aquí en el cementerio, por lo menos que yo lo haya visto».
En un sitio abandonado que fungía como oficina administrativa del Cementerio Municipal y a su vez de capilla principal, yacen los restos del Padre Pedro Juan Luciani, nombre del primer Campo Santo de la ciudad de Maturín.
Un sitio solo, abandono, sucio y olvidado por las autoridades, solo queda una lápida donde se reconoce que ahí están sus restos.
María Teresa Ramírez, nos contó que «hace muchísimo tiempo que esto quedo en el abandono, y nadie viene por estos lados hacer un cariñito a su tumba, a esta persona que dio mucho para Maturín, no es justo que se olvide a alguien así, el Gobierno es indolente ante estas situaciones que son de carácter cultural para varias generaciones, ojala llegaran por aquí algún día».
A la memoria del párroco y vicario del pueblo al que cuarenta años sirvió, reza la lápida de Padre Pedro Juan Luciani, en el Cementerio Viejo de Maturín.
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