Con una Misa solemne, presidida por el Obispo de Maturín, Monseñor Enrique Pérez Lavado, el pueblo de Dios que camina en Monagas celebró a María, Nuestra Señora del Carmen; misma advocación a la cual fue encomendado el principal templo de la entidad.
A las 4:00 de la tarde, los feligreses participaron de un rosario para pedir a la Madre del Señor la sanación de muchos enfermos, en especial a aquellos que siguen padeciendo por la Covid-19 y sus secuelas, así como por las familias separadas por la diáspora.
«Salve virgen del Carmelo», coreaban los devotos que colmaron el recinto religioso y quienes no se detuvieron por la lluvia para cumplir con sus promesas y elevar una plegaria.
Durante su homilía, el pastor de la Diócesis de Maturin explicó que al ser muy conocida la advocación de la Virgen, «María nos dio su escapulario, no para vivir algo mágico o esotérico; es por lo contrario, algo espiritual y moral».
«Colocarse el escapulario es asumir vocación a la santidad, y asumir el compromiso de convertirnos en verdaderos hijos de Dios. Esa eso la invitación de María: A tomar en cuenta y en serio el compromiso», dijo.
Aseveró el prelado que «al ser hijos de Dios somos sus hijos de Ella, siguiendo el mandato de Jesús en la cruz».
Pérez Lavado agregó que no solo se trata de ponerse el escapulario de la Virgen como amuleto. El sentido es asumir compromiso y alianza con el señor y él a través de María hace una alianza de protección contra los males peores que nos acecha: la muerte eterna, la perdición del alma».
Yurbin Romero, devota de la Virgen del Carmen, relató que «un día Del Carmen, en Barrancas, tuve la oportunidad de ser formada para recibir la Primera Comunión; y un 16 de julio tuve esa gran oportunidad. Nos preparamos ese día con un traje de Carmelita».
Agregó la creyente que «siempre la aclamo con el santo Rosario en mis necesidades y tribulaciones y la Virgen viene a atender mi súplica».
Por su parte, Cloris Romero, contó que su devoción por la Virgen del Carmen le fue transmitida por su mamá, «siempre vamos a la iglesia y reconocemos a la madre del Señor como nuestra. Conozco muchas personas que le ha hecho grandes favores. Estar acá en ante presencia es más que una bendición».
Asimismo, el reconocido médico internista y ocupacional, Juan Tineo expresó desde su experiencia con la ciencia y la fe que «la virgen empleaba como nosotros el arte que es la parte humana de la medicina: la atención desinteresada a los más necesitados».
El galeno agregó finalmente que «la virgen siempre veía a Cristo en los enfermos y es el ejemplo a seguir. Fue la que dijo -hágase en mí según su palabra-«.
Cobertura de actualidad y avances innovadores, con un enfoque en sucesos locales, política y más.