La vida de Pedro (nombre que utilizaremos en esta historia para resguardar la identidad de la fuente) apenas estaba comenzado cuando el Virus de inmunodeficiencia Humano (VIH) marcó un antes y un después en su vida, tras contagiarse con este enfermedad, que actualmente en Venezuela y Monagas genera fuerte discriminación.
El hombre estaba por cumplir 21 años de edad el 2010 cuando se enteró del diagnóstico médico, “fue un mes de junio, fue difícil aceptarlo, saber que esto que tanto temí era una nueva realidad en mi vida”.
Desde entonces cumple religiosamente con acudir al Servicio de Infectología del Hospital Central de Maturín, para cumplir con su tratamiento antirretroviral. Su estado de ánimo no ha decaído y actualmente se encuentra saludable.
“El VIH ya no es un sinónimo de muerte, sino de una nueva oportunidad de vivir que Dios me ha dado. Mi día a día es muy normal, parecido al que una persona que no tiene la enfermedad; trato de llevar mi vida feliz”, relató Pedro mientras esperaba en la cola del Programa VIH/Sida para la evaluación de carga viral este lunes 25 de enero.
Pedro indicó que la clave de llevar la cruz y que la carga no sea tan pesada es rodearse de personas que aporten a su crecimiento espiritual y personal, además de cumplir con una dieta balanceada y de ejercitarse.
De primer momento la negación y los pensamientos suicidas se vinieron a la mente de esta persona, “el qué dirá mi familia y los demás me causó pavor. No quería saber de mi existencia, no sabía cómo afrontar esta situación”.
La manera en como Pedro se enteró de la enfermedad lo dejó paralizado, creyó de momento que se trataba de una broma o una confusión, él confiaba en su pareja y secretos no había en la relación.
Exponerse en una consulta médica en el hospital Dr. Manuel Núñez Tovar representaba un riego que de su nombre saliera a la luz pública y su reputación cayera al suelo, al ser mencionado entre las estadísticas de personas contagiadas por VIH.
“La desinformación es un enemigo silencio; en la unidad de infectología la orientación del personal ha sido clave para entender la enfermedad. Ellos siempre están dispuestos a darte el mejor consejo par que tu vida sea más clara y lo más sano posible”, agregó.
Hacerle frente a esta realidad se ha vuelta un tanto compleja para Pedro y muchos pacientes, la «situación país ha afectado a todos, pero cuando se vive con VIH es poco más complicado, por el régimen alimentario». El actual sueldo de Pedro es el mínimo, es decir 0.70 centavos de dólar, lo que representa en bolívares un millos 200 mil.
La pandemia por el Covid-19 lo obliga a un extremo cuido de contagio de este virus, debido a que su organismo no podrán defenderse como las que cualquier otra persona “cuando no se tiene las valoraciones buenas con esto del coronavirus las personas con VIH corremos grave peligro”.
“El principal conocimiento antes de comenzar el tratamiento, es conocer la carga viral y los linfocitos CD4 (son un tipo de células que constituyen una parte esencial del sistema inmunitario)”, recordó Pedro.
Aunque vivimos en una era tan moderna y la información está al alcance de un click, en Monagas existe un tabús sobre el tema, la educación de casa y en colegios debe reforzarse en cuanto a las medidas de prevención.
“Existen muchos mitos del caso y marginan a muchas personas por tener esta enfermedad. Nosotros no elegimos enfermarnos, de ser una elección, ésta no hubiese sido la mía”, aseveró la fuente.
“Nadie es culpable de haberte contagiado el VIH, sino nosotros mismos por no tomar las medidas de protección”, puntualizó Pedro, al mismo tiempo hizo referencia a las personas claves como jefes, amigos y parientes que le han tendido la mano para seguir trabajando y desempeñado su profesión.
Pedro agrega que existen creencias muy erradas en cuando al contagio del VIH, mientras no exista el contacto sexual sin protección o con jeringas infectas no existe ningún riesgo. El virus al tener contacto con el aire muere; los médicos siempre recomiendan el uso de utensilios personales y no sea compartido con nadie, como las afeitadoras, cepillos dentales, entre otras.
“Mi vida es otra y con más conciencia; antes amanecía en fiestas tomando licor, ahora evito trasnochos, ingerir bebidas alcohólicas y amanecer en rumbas”.
Los antirretrovirales aunque son expendidos sin costo alguno en la farmacia del hospital central de Maturín, conseguirlos en locales farmacéuticos es cuesta arriba.
Uno de los medicamentos conocidos con el nombre de ACRIPTEGA 50/300/300 difícilmente está registrado en los inventarios de las farmacias en Maturín, por lo que pacientes con VIH depender del Ministerio de Salud para recibir su tratamiento, que hasta el momento ha sido puntual.
Una fuente contó que un tratamiento de VIH puede costar hasta 150 dólares, pero son entregados gratuitamente en el Hospital Manuel Núñez Tovar.
Pedro tiene recetado una píldora cada 24 horas por cinco meses, al cumplirse ese ciclo acude al hospital para recibir nuevamente su tratamiento y mantener su carga viral estable y llevar su vida como la de otro persona.
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