La pandemia incrementó la desnutrición infantil en el país en un 73 por ciento, según reveló la socióloga Susana Rafalli, representante de Cáritas Venezuela.
A su modo de ver, todo esto es producto de las dificultades para la generación de ingresos que ha tenido la población en situación de informalidad.
Rafalli apuntó que actualmente ha mejorado un poco la situación, por efecto de las semanas de flexibilización sobre la actividad económica, pero no se han podido superar los bajos niveles de desnutrición infantil, que se había logrado antes de la pandemia.
No obstante la experta advierte que la situación es bastante crítica y tiende a empeorar, hasta que se hagan las rectificaciones económicas necesarias.
Rafalli reiteró que en el país se impuso la instrumentación del hambre como una estrategia de control. Dijo que es evidente con la política de la entrega de las cajas Clap, mientras se vive en hiperinflación.
Comentó que mientras persista la hiperinflación, será imprescindible que las familias más pobres tengan acceso a la caja Clap. Entonces se produce un juego, entre que la inflación no se controla y estos alimentos se vuelven imprescindibles para utilizarlos en algunos momentos específicos de los procesos políticos, bajo la forma de extorsión o de regalos por parte de candidatos.
En su opinión, las cajas Clap también se utilizan como amenazas de no entregarlas, a familias que participen en protestas pacíficas, o a las que sencillamente difieren del gobierno.
Asimismo expresó que también hay evidencias de corrupción en el sistema alimentario oficial, como lo ocurrido con Lácteos Los Andes, lo cual fue denunciado por el propio presidente Maduro.
Cada vez más niños en Venezuela sufren desnutrición como consecuencia de la prolongada crisis económica y financiera que vive el país, advierte UNICEF. Aunque no hay cifras exactas por la falta de información oficial sobre salud y nutrición, hay señales claras de que la crisis está limitando el acceso a los niños a la asistencia médica, alimentos y medicinas. La organización hace un llamamiento para que se agilice la puesta en marcha de una respuesta sistematizada contra la desnutrición, basada en la información desglosada y coordinada entre el Gobierno y aliados.
Según la información oficial disponible, publicada por el Instituto Nacional de Nutrición en 2009, la prevalencia de emaciación (peso inferior al que corresponde a la estatura) en los niños menores de cinco años era por entonces del 3,2%. No obstante, los estudios no oficiales más recientes muestran tasas aún mayores. El Informe Global de Nutrición calcula una prevalencia de emaciación del 4,1%, mientras que el Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo 2017 sugiere que la desnutrición (una medida del hambre que indica la proporción de la población con un consumo insuficiente de alimentos) en Venezuela ha crecido de un 10,5% a un 13% entre 2004-2006 y 2014-2016.
Según el informe trimestral de Cáritas de agosto de 2017, el 15,5% de los niños evaluados presentaban síntomas de emaciación (comparado con el 11,1% en el trimestre anterior), y un 20% adicional de niños en riesgo de desnutrición. Los resultados de estos estudios, aunque no representan el total de la población, son un indicador del continuo deterioro del estado nutricional de los niños.
El Gobierno Bolivariano de la República de Venezuela ha implementado medidas para mitigar el impacto de la crisis sobre la nutrición de los niños, incluyendo la provisión de paquetes mensuales de comida a precios asequibles para las familias más vulnerables, así como ayudas en efectivo y a través del refuerzo de los servicios de valoración nutricional y de recuperación. Pero hace falta más para revertir el preocupante deterioro en el bienestar de los niños.
Unicef reitera su disposición para reforzar el apoyo al Gobierno y los aliados en la sociedad civil para mitigar el impacto de la crisis sobre los niños más vulnerables.
Unicef está colaborando con el Ministerio de Salud, el Instituto Nacional de Nutrición, y las organizaciones sociales para reforzar y ampliar la vigilancia nutricional a nivel comunitario; proporcionando servicios de recuperación nutricional a través de sus aliados; apoyando cinco centros de maternidad prioritarios en el Distrito Capital, promoviendo la lactancia materna y orientando a las familias sobre crianza y sobre dónde pedir ayuda en caso de ser necesario, entre otros servicios. Estas actividades están siendo implementadas a través de actividades como los días de revisión, en los que se ha visto a más de 113 mil niños; proporcionado alimentos terapéuticos y suplementos en los casos necesarios; programas de capacitación y campañas de comunicación.
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