Desde el inicio de la pandemia del covid-19 en año pasado, muchos son los sectores que han tenido que cerrar sus puertas y por ende, prescindir de su personal, el bancario no ha escapado a esta realidad.
En Maturín desde hace varios meses, se ha evidenciado el cierre de diferentes oficinas de los principales y pequeñas entidades financieras del país. Factores como la reducción de costos operativos, mantenimiento y de personal, han sido las causas.
Fuentes ligadas al sector bancario, señalan que la mayoría de los casos, las instituciones financieras redujeron a la mitad el número de sus agencias al no poder cubrir los gastos antes señalados.
Como ejemplo de ello, en los centros comerciales son pocos los bancos que quedan abiertos, como en La Cascada, donde sólo subsisten el Banco de Venezuela y Banco del Tesoro, ambos del gobierno. Entidades privadas como el Mercantil, disminuyeron a poco más de la mitad sus sedes.
En el caso del Banco Activo, de cuatro agencias solo quedan dos, la ubicada en La Catedral y en Petroriente. Igualmente ocurrió con Banesco, que tuvo que cerrar las oficinas de Monagas Plaza y la adyacente a Plaza Ayacucho.
Esta situación ha dejado menos opciones para los clientes, más aun para quienes viven en los municipios, donde son mucho menor la cantidad de sucursales bancarias.