30Abr2024

Ética y Política

Por: Gloria Cuenca  |   28 Feb, 2023 - 10:57 am

Para algunos de quienes me siguen -amables y contradictorios lectores- resulta un dilema, el binomio: ética y política. Nada tan necesario e imprescindible como la ética en general y el ethos, en particular (modo de ser, carácter) para un dirigente o aspirante a líder político. Insisto con el concepto de política, de Karl Deutsch:” Ciencia de lo posible”. Lo imposible escapa de la verdadera ciencia política, ¿por qué será? ¡Por definición! En primer lugar, por cuanto no es realizable y, al analizarlo, cuando no es ético, es más irrealizable todavía. ¿Será que la mayoría de los políticos se conducen así? Sin duda. Si no lo hacen, ¡atención no son políticos! serán politiqueros, politicastros, o lo peor, delincuentes. No debe ser olvidado. A menudo la gente confunde a los energúmenos que se adueñan del poder, con verdaderos políticos.

Si se revisa con cuidado la actuación de los grandes políticos de la humanidad, se nota en medio de la pasión por lograr lo que se han propuesto, la convicción de la necesidad de actuar dentro de parámetros éticos. Lo otro es ser fariseos, común en escenarios políticos. Sin embargo, no son políticos. No olvidarlo. En la guerra es más complicado; sin embargo, hay normas para el tratamiento de los prisioneros de guerra, sobre el uso de determinadas formas de agresión, de los químicos, de cierto tipo de armas durante la contienda. Es el resultado del desarrollo y la civilización humana. Así fue durante las terribles guerras del siglo XX. ¿Qué no se cumplen las normas? Probablemente, muchos las incumplen y otros se guían por ellas. Dependerá de la calidad ético-moral del que actúa en el terreno de batalla. No obstante, existen regulaciones puesto que, ha habido preocupación y mortificación ética por los posibles desmanes.

En Venezuela todo el siglo XX fue una dura confrontación entre dictadura y democracia. ¿Ganamos la lucha por la democracia representativa? Para nada. La vieja pasión por el militarismo afloró repentinamente y se eligió este desastre que hoy contemplamos y sufrimos. También el llamado “voto castigo”, tuvo que ver. Somos un país que sirve de maestro negativo para las democracias del mundo, en este momento.

Destaco: la lucha contra el régimen no ha cesado ni un solo día en estos 24 años. Hubo situaciones críticas. Recordar: el país democrático nunca se ha rendido. No obstante, no se ha logrado el triunfo. Múltiples factores se pueden analizar. Destaco uno fundamental: no se ha estudiado en profundidad quien es el enemigo a enfrentar; lo que los comunistas llaman “la caracterización del enemigo”. Ha sido un error principal, porque siempre se actúa como sí enfrentamos a demócratas lo que ha tenido terribles consecuencias. No son demócratas, de ningún tipo.

Si se investiga por la vía de El Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, jamás ha cesado el conflicto, la protesta en el país. Los demócratas han estado al frente de todas esas acciones: críticas, marchas, volanteo, rechazo y exigencias, además, de haber recibido una agresión bárbara por parte del régimen. Todo pacífico y democrático por parte de la ciudadanía. Forma parte de la protesta, el proceso de la diáspora, más de 90 países donde se encuentran venezolanos que emigraron del terrible régimen. En 10 años se calculan 77.000 protestas ocurridas. 7.500 millones han emigrado.

“Lo malo es lo que se pega”- se dice- gente que creímos en algún momento representaba una posible solución ha defraudado al actuar. Varios se transformaron en lo que detestamos: autoritarios, intolerantes, arrogantes, actuaron con la prepotencia de los ignorantes. No es posible obviar esta situación. Encontramos gente del lado opositor que imita a los del régimen. Produce gran tristeza y más aún preocupación por el destino del país. Cuando se copian las actuaciones equivocadas, todo cuesta más. A estas alturas es un desafío confiar en alguien, entregar nuestra confianza y Fe para compartir una situación que es fundamentalmente ética, dramática, comprometedora. La pregunta de siempre: ¿Qué hacer? Expreso que hago: Primero orar a Dios, Nuestro Señor, para que nos de claridad y fuerza. Segundo, pretendo ser mejor persona a diario, para luego plantearme ser una ciudadana más completa. Tercero, se requiere atención y dedicación importante; trabajo conmigo misma para no permitir que, alegatos, acciones, agresiones, insultos, atropellos y otras maldades del gobierno y sus seguidores se infiltren en mi vida cotidiana y en mi actuación. Lo considero el peligro mayor: el riesgo de parecernos a ellos, para luego transformarnos en ellos. Mimetizándonos, casi sin darnos cuenta, hasta volvernos esa especie de gente: no sabe, que no sabe, es floja y no quiere estudiar. No quiere trabajar, sino que “lo pongan donde hay”; no interesa ser mejor persona, sino en tener más poder y dinero. Cuarto, actuar siempre en favor de la unidad. ¡Dios nos agarre confesados!

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