Un trasplante representa la esperanza de vida para muchas personas en el mundo. A diario, niños, hombres y mujeres con afecciones severas de salud, se aferran a la esperanza de la donación de órganos para sobrevivir a los tratamientos o afecciones de una enfermedad.
Pero, ¿qué pasa cuando no hay luz al final del túnel, cuando la única posibilidad es la esperar por algo que no se sabe si llegará?
Ese es el caso de los venezolanos que requieren de un trasplante de órganos, quienes no cuentan con un programa auspiciado por el Estado.
«Antes, cuando existía el Programa tu podías decir que era temporal mientras aparecía un riñón, por ejemplo, y tenías un número en la lista. Pero, sin el Programa no hay ninguna otra opción, tu vida depende de permanecer atado a una máquina, porque si no te mueres», explicó Katherin Martínez, directora de la ONG Prepara Familia.
En el año 2017 el gobierno de Nicolás Maduro suspendió el Programa de Donación de Órganos ‘temporalmente’. Desde entonces un número indeterminado de venezolanos han muerto a la espera de una cirugía o en el mejor de los casos huyeron del país con la esperanza de lograr la operación fuera de sus fronteras.
Se estima que una operación de trasplante, en cualquier lugar del mundo, cuesta en promedio entre 70 y 80 mil dólares. Esa es la razón por la que los Estados se hacen cargo de este tipo de programas, para garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a ello sin importar su condición social.
En Venezuela no hay lista de espera, ni registro de personas que necesitan trasplantes. Cómo ya es costumbre en la dictadura chavista, no hay cifras claras, ni organismos que asuman la responsabilidad de informar sobre el estado de los pacientes con enfermedades que requieren de donaciones.
Lo único que se ha podido estimar es el número de trasplantes que se habrían realizado durante estos años en los que el programa fue suspendido: más de 900 personas han perdido la oportunidad de recibir una donación desde 2017 hasta ahora.
«De acuerdo a la cantidad de trasplantes que se venían realizando en el país, hasta antes del año 2017, la proyección es que por arriba de 930 personas perdieron la posibilidad de realizarse un trasplante. De estos el 10 % hubiesen sido niños», precisó la representante de la Organización Nacional de Trasplantes de Venezuela (ONTV), Lucila Velutini.
«Nosotros en Venezuela llegamos a tener una cifra lindísima en comparación con otros países. Habían 11 centros de trasplantes a nivel nacional hasta 2017 cuando cerraron el sistema de procura de órganos», añadió.
Hasta el año 2014 el proceso de donación de órganos se realizaba a través de la gestión de la ONTV, fundación que trabajaba en conjunto con el Ministerio de Salud y el Instituto Venezolano de Seguros Sociales.
El primero de junio de ese año el gobierno chavista, ya en manos de Nicolás Maduro, ordenó la creación de Fundavene, una nueva figura que se encargaría de la gestión de los casos.
Tres años más tarde, el Ejecutivo ordenó la suspensión temporal del programa a partir del primero de junio de 2017. La medida sería ‘reevaluada’ en el mes de septiembre de ese mismo año, sin embargo el servicio nunca se reactivó.
«Todas las personas que necesitan ser trasplantadas tienen sueños. Los niños quieren ser estudiantes, bailarines, violinistas, escaladores, ingenieros, médicos, mecánicos y cuando tú les dices que en este momento su única esperanza es esa máquina de diálisis se hace muy cuesta arriba y muchos de ellos se entregan», comentó Velutini.
Durante la últimas semanas se han incrementado las protestas en reclamo por la reactivación del Programa Nacional de Donaciones
Muy ocasionalmente se conoce en Venezuela de alguna cirugía de trasplante que se realiza en forma particular, debido a su elevado costo.
También en instituciones públicas como el Hospital Militar en Caracas o el Hospital Dr. Enrique Tejera de la ciudad de Valencia, se han reportado casos de este tipo de operaciones. Algunas de ellas condicionadas a la consignación de una larga lista de insumos y materiales médicos.
Los 12 niños muertos del JM de los Ríos
El Hospital pediátrico Dr. José Manuel de los Ríos, en Caracas, fue durante años una referencia en la atención de niños y adolescentes en el país. Pero, con el paso del tiempo no ha escapado de los embates de la ‘revolución’ que lo convirtió en un centro médico más sin recursos, insumos y con graves fallas en su equipamiento en infraestructura.
Ese centro, que alguna vez fue ejemplo del ejercicio de la pediatría, hoy cuenta 12 menores muertos en lo que va de año y casi 50 desde 2017, todos ellos esperaban por un trasplante que no llegó y no aguantaron el duro proceso de los tratamientos.
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