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El lema del Día Mundial Sin Tabaco 2022 es ‘El tabaco, una amenaza para nuestro medio ambiente’, y es que este año su objetivo es que todos nos demos cuenta de que fumar no solo constituye una grave amenaza para nuestra salud, sino que su cultivo, producción y distribución tienen un enorme impacto medioambiental que se añade al de los residuos que genera su consumo.
Ocho millones de personas fallecen cada año por enfermedades directamente relacionadas con el tabaco y, como indica la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la actividad de la industria tabaquera “envenena el agua, el suelo, las playas y las calles de las ciudades con productos químicos, residuos tóxicos, colillas, incluidos los microplásticos, y residuos de cigarrillos electrónicos”.
Según este organismo se han talado 600.000.000 árboles y se han utilizado 22.000.000.000 litros de agua para elaborar cigarrillos, y 84.000.000 toneladas de emisiones de CO2 se han liberado a la atmósfera (lo que eleva la temperatura de la Tierra). Y el daño en el medioambiente también afecta negativamente a la salud humana.
El tabaco es la causa del 25 % de los tumores malignos y un factor de riesgo clave en al menos 18 tipos de cáncer (orofaringe, laringe, pulmón, vejiga, riñón, próstata, cuello uterino, páncreas…). También es el responsable del 80 % de las muertes por cáncer de pulmón y del 30 % de los fallecimientos por cáncer en general. De hecho, y según la Organización Mundial de la Salud, constituye la primera causa de muerte evitable en el mundo.
La Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) ha advertido que el 85 % de los tumores de laringe también son una consecuencia del uso del tabaco, mientras que un estudio publicado en European Journal of Cancer en 2020 muestra que en Europa uno de cada cinco casos de cáncer es atribuible al tabaco, lo que significa que 750.000 tumores malignos aparecen por culpa de esta sustancia. De ellos, la mitad afectan al pulmón y un 15 % son cánceres de cabeza y cuello, que se localizan sobre todo en el labio, la cavidad oral, la faringe y la laringe. España tiene una de las tasas de incidencia de cáncer de laringe más alta del mundo.
Todos los tratamientos que hayan demostrado su eficacia y seguridad para dejar de fumar deberían ser financiados por el Sistema Nacional de Salud, según han manifestado desde la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). “La terapia sustitutiva con nicotina es el tratamiento que cuenta con más experiencia a la hora de tratar a los fumadores para que dejen de serlo. Y es el más seguro de todos los disponibles, por lo que es fundamental que sea financiado”, ha afirmado el Dr. Carlos Jiménez-Ruiz, jefe de la Unidad Especializada en Tabaquismo del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, durante la celebración de un acto organizado por dicha Unidad para abordar esta cuestión, así como el papel que desempeñan los diferentes profesionales sanitarios para ayudar a los pacientes a dejar de fumar.
El especialista ha resaltado que los profesionales sanitarios de la Medicina, la Farmacia y la Enfermería son “clave para el control del tabaquismo” y ha señalado que dar ejemplo no fumando “es la mejor manera de mostrar a la población que el tabaco daña la salud”, y ha explicado que además de aconsejar a los fumadores que dejen el tabaco, les pueden ayudar a que dejen de fumar con el tratamiento farmacológico disponible en aquellos que quieran hacer el esfuerzo de intentarlo.
Estas personas con frecuencia consultan también a los farmacéuticos, por lo que estos pueden “proporcionar información e, incluso, prescribir el tratamiento con terapia sustitutiva con nicotina. Enfermería también puede dar consejo sanitario de abandono de consumo de tabaco y prescribir este tratamiento que es, por tanto, el más accesible de todos los disponibles”, concluye el experto.
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