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Cavilando en ciertas cosas como elplectro humano, ha surgido en mi mente la inquietud de analizar la espera. Qué hace que las personas esperen algo, cómo concebimos el desarrollo de los acontecimientos, para permanecer expectantes. Acaso se fundamenta en pensamientos o concepciones premonitoras o ilusas. Es respuesta a la insatisfacción por lo temporal presente y un anhelo por lo eterno inalcanzable. La espera en ocasiones se visualiza como el único bastón en tiempos difíciles, o el paraguas por excelencia cuando arrecian volúmenes de agua desplomándose del cielo.
La historia nos da ilimitados ejemplos de espera, como generaciones en guerra que esperan el cese de los enfrentamientos, y se aferran a la esperanza de abrazar a sus seres queridos, aun sin saber que sus vidas pueden haber fenecido en combate. Enfermos aguardan, pacientemente aferrándose a la vida, el órgano de algún donante que pudo tener un final sobrecogedor a temprana edad. Madres y padres albergan la esperanza de que sus hijos perdidos en caminos delictivos o de adición, encuentren la gracia de regresar a los valores y buenos ejemplos que un día les brindaron. Artistas observan con diligencia, a la espera de la manifestación de la musa de sus sueños, que catapulte a la mágica inspiración revelando el talento notable y proporcionándoles un nombre entre los conocedores.
Parece interminable la lista de cosas o eventos que pueden esperarse, parafraseando a Claude Romano:entender la espera, requerirá saber qué es lo que se espera. En mis propias palabras, toda espera cobra sentido vital en el corazón de quien la alberga, ya que sus pábulos, inspiraciones y emotividad serán la llama viva que sostenga la temperatura vital, para la motricidad efectiva y actitudinal de lo que se desea. Por ejemplo: una mujer encinta lee al respecto, se proporciona la alimentación apropiada, prepara el ambiente para el recibimiento del bebé, compra ropa de tamaño adecuado y escoge el nombre que llevara toda la vida ese ser. Entonces, pareciera que no se trata solo delfulgor de la esperanza, hay cantidad de acciones que la suelen acompañar.
¿Qué pasa cuando ocurre lo inesperado? cuando se ve interrumpida la imagen premonitora o la proyección que se alberga con tanto fervor. La vida se caracteriza por eso,los sorpresivos desenlaces con variaciones que nunca se tuvieron en cuenta, en el diseño mental de lo que sería un suceso.¿Cómo se enfrenta el nuevo panorama? con profunda frustración, vergüenza o reajustando nuestras esperanzas a lo pertinente. Tratare de responder a eso con ejemplos dramáticos: si esperas un hijo pero muere al nacer, rediriges todo ese amor y los recursos a otro niño mediante la adopción. Si aguardabas en regreso de alguien, pero te enteras que esa persona decidió no volver,por las razones que sean, ¿cómo redireccionas toda la energía invertida en estas esperanzas?
Cuando la respuesta a las esperanzas se ve quebrada sin solución aparente, qué camino debe tomarse. La redición es la vía menos enriquecedora y resiliente, pero en ocasiones no se puede cambiar algunas cosas. Sin embargo, hay formas de recuperar energía vital redirigiendo los esfuerzos en un sentido factible, abrazando una nueva esperanza y replanteándonos el objetivo. No pretendo suponer que esto sea sencillo o de gran disfrute, pero si propongo la posibilidad de que sea sanador, y tal vez, en un futuro próximo, una nueva grieta en la temporalidad nos sorprenda con aquello que dejamos de esperar.
Hay más vivencias detrás de las palabras de lo que se puede contar, pero si para algo han de servir, que sean de inspiración a aquellos cuyo hiato en la espera les paralizó. Alguien que respeto mucho una vez me dijo: “hay que aprender a reconciliarse con la historia”. La misma, nunca podrá ser modificada, pero el futuroes abanico de posibilidades e imágenes, cuya esperanza debes gestar hoy.
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