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Si hablamos del Aeropuerto Internacional de Kansai, en Osaka (Japón), lo haremos de una de las construcciones posiblemente que peores resultados ha dado de las últimas décadas. Esto se debe a que las islas artificiales construidas sobre la Bahía de Osaka, iniciaron su colapso muchísimo antes de los cálculos realizados por los ingenieros.
Este aeropuerto fue inaugurado en 1994 tras una titánica operación en la que los ingenieros tuvieron que realizar innumerables cálculos y llevar a cabo infinidad de procesos para levantar el aeropuerto sobre estas dos islas.
Buena muestra de ello es el dato de que se estimaron alrededor de ocho millones de dólares para su construcción, pero en el año 2008 ya se habían sobrepasado los 20 mil millones tan solo en reparaciones, mejoras y modificaciones.
Pero antes de conocer la historia habrá que explicar el por qué el Ministerio de Transportes de Japón decidió construir el aeropuerto en estas dos islas artificiales en lugar de hacerlo sobre tierra firme.
La respuesta es fácil: el aeropuerto levantado en Osaka se encontraba en una zona nefasta para miles de ciudadanos que vivían muy cerca de él y debido a los ruidos generados por el despegue de los aviones, interpusieron numerosas demandas que terminaron ganando y costándole ingentes cantidades de dinero a la dirección del aeropuerto.
Ante este problema, se optó por levantar otro en dichas islas, pero algo comenzó a fallar demasiado pronto: las islas comenzaron a hundirse a un ritmo mucho mayor al que los ingenieros habían pronosticado. Desde 1994 hasta 2024, se han hundido en 12 metros
Pese a esto, el aeropuerto ha tenido momentos de gran demanda, como en el año 2016, cuando fue utilizado por hasta 26 millones de personas, entrando así en las lista de los 30 aeropuertos más usados de Asia, además de ser considerada como uno de los monumentos de ingeniería civil del milenio por la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles.
Pero esta calificación y el reconocimiento internacional no sirvieron para luchar contra la naturaleza, que tenía preparado un destino cruel e inesperado para el aeropuerto con el colapso de las islas, que se comenzaron a hundir de forma alarmante, y con un detalle que a los ingenieros se les escapó: que cada una se hunde a un ritmo distinto.
De acuerdo con los planos y los cálculos de los planificadores, las islas se asentarían lentamente y 50 años después de la finalización de la construcción se estabilizarían definitivamente unos cinco metros sobre el nivel del mar, estimando que a esa altitud las islas no se hundirían. Pero nada más lejos de la realidad.
Y es que tan solo cinco años después la primera isla se encontraba ya a este nivel, por lo que los cálculos tuvieron que rehacerse, y actualmente se cree que para el año 2056 las dos islas se encontrarán totalmente sumergidas bajo el nivel del mar.
Esto supuso una sorpresa mayúscula para todos los implicados en el proyecto, y en palabras del director de comunicaciones de los aeropuertos de Kansai, era imposible que los ingenieros se hubieran confundido por tantos años de diferencia en sus estimaciones, aunque la realidad indicaba que, efectivamente, los cálculos eran erróneos a todas luces.
En estos momentos, el aeropuerto de Kansai funciona con total normalidad pero la realidad es que nadie puede realizar una estimación segura, por lo que su futuro es incierto y solo la naturaleza dirá cuánto tiempo podrá aguantar el aeropuerto en funcionamiento y las islas en pie.
Además, actualmente el aeropuerto de Kansai es un lugar turístico y elegido por millones de personas, que visitan Osaka no solo por lo llamativo de las islas sino por el propio aeropuerto tremendamente moderno y con una apariencia muy poco común.
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