En medio del pesimismo que ha reinado hasta ahora las negociaciones entre Rusia y Ucrania, y con todas las cautelas que exige una guerra que cumple ya tres semanas, este miércoles han llegado las primeras señales de que el final de la violencia podría estar más cerca. Las dos partes enfrentadas han reconocido ciertos avances pese a que los ataques sobre el terreno se mantienen en diferentes regiones del país, como el bombardeo que ha costado la vida a una decena de personas que esperaban en una cola del pan en la localidad de Chenígov, al noreste de la capital ucrania, según acusa Estados Unidos. Desde Mariupol, al sureste de Ucrania, las autoridades locales han informado de un bombardeo ruso sobre un teatro en el que se refugian civiles sin concretar el número de víctimas, un ataque que la agencia Reuters no ha podido confirmar.
Moscú y Kiev trabajan en un plan de paz sobre un borrador de 15 puntos, según ha adelantado el diario Financial Times. Ese acuerdo prevé la renuncia de las autoridades ucranias a integrarse en la OTAN, una línea roja para Moscú, y una limitación de sus Fuerzas Armadas a cambio de un alto el fuego y la retirada de Rusia. No hay, sin embargo, noticias sobre el encuentro que el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, reclama con su homólogo ruso, Vladímir Putin. El mandatario ucranio, que ha pedido en una intervención desde Kiev en el Congreso de EE UU que ese país se erija en “líder de la paz”, reconoce que los contactos en las últimas horas están siendo “más realistas”. Putin, por su parte, no oculta que se hallan en negociaciones para lograr un acuerdo y el jefe de su diplomacia, Serguéi Lavrov, afirma que están “cerca” de conseguirlo.
Horas antes de que trascendiera ese plan, el ministro Lavrov había asegurado que hay varias cuestiones en las que el acuerdo podría estar próximo, como el estatus neutral de Ucrania respecto a la OTAN. “Nuestros negociadores dicen que las conversaciones no son fáciles por razones obvias. Sin embargo, hay esperanzas de alcanzar a un compromiso”, ha señalado Lavrov. El ministro también ha añadido, en declaraciones a la televisión rusa RBC, que siguen quedando otras cuestiones importantes por debatir, como el uso de la lengua rusa en Ucrania y la “libertad de expresión” en la antigua república soviética. Según el Kremlin, Suecia y Austria, que no pertenecen a la Alianza, podrían ser el modelo de neutralidad para Kiev que busca Moscú.
Pero Mijailo Podoliak, el negociador jefe de la delegación ucrania, ha rebajado las expectativas al asegurar en un mensaje de Twitter, publicado tras la información del Financial Times, que el borrador solo representa las demandas de la parte rusa, y “nada más”. “Lo único que podemos confirmar en este momento es el alto el fuego, la retirada de las tropas rusas y las garantías de seguridad de varios países”, ha añadido.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha dado su apoyo a cualquier esfuerzo para encontrar una solución diplomática al conflicto, incluidas las negociaciones entre Kiev y Moscú. “Sobre el terreno, no hemos visto ninguna señal [de que Putin detenga la ofensiva] y por eso pedimos a Rusia que se comprometa de buena fe en estas negociaciones”, ha advertido, informa Bernardo de Miguel. Al término de una reunión extraordinaria en Bruselas de los ministros de Defensa de la OTAN, Stoltenberg también ha subrayado que “lo que Ucrania pueda conseguir en la negociación está estrechamente ligado a la situación en el campo de batalla”. “Por consiguiente, debemos seguir apoyándola para que resista la invasión rusa y logre un resultado aceptable en las negociaciones”, ha concluido.
El secretario general de la Alianza ha rechazado, en cambio, la sugerencia del Gobierno polaco de enviar tropas de la OTAN para establecer una fuerza de interposición entre los dos bandos. “Apoyamos los esfuerzos para lograr la paz, pedimos al presidente Putin que retire sus fuerzas, pero no tenemos planes de desplegar tropas de la OTAN sobre el terreno en Ucrania”, ha señalado.
El consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, ha hablado este miércoles con el secretario del Consejo de Seguridad del Kremlin, Nikolay Patrushev, en el primer contacto diplomático ante ambos países hecho público desde que comenzó la invasión. Según un comunicado de la Casa Blanca, Sullivan advirtió a Patrushev contra el uso de armas químicas, del que Washington ha estado advirtiendo, y recalcó el “compromiso” de la Administración de Joe Biden de “seguir imponiendo castigos económicos a Rusia y respaldar la integridad territorial de Ucrania”, así como de “reforzar el flanco este de la OTAN”, informa Amanda Mars.
El ministro de Exteriores ruso ha lamentado que su homólogo ucranio, Dmitro Kuleba, “no presentó nuevas ideas” durante el contacto trilateral celebrado la semana pasada en Turquía. “Tras una hora y media de encuentro y pese a que recordé en tres o cuatro ocasiones que quería escuchar algo que no estuviera en la esfera pública, no presentó nuevas ideas”. Lavrov ha considerado que Estados Unidos tiene un papel decisivo en la posición de las autoridades ucranias y ha manifestado que no están viendo por parte de ese país ningún interés por resolver “con rapidez” el “conflicto”.
Mientras prosiguen las negociaciones, el presidente ucranio ha intervenido este miércoles por videoconferencia ante las dos cámaras del Congreso de Estados Unidos: “Ahora os necesitamos, os pido que recordéis Pearl Harbour cuando fuisteis atacados. Recordad el 11-S”, ha reclamado Zelenski a los congresistas. “Pedimos ayuda para poner fin a este terror. ¿Es demasiado pedir que cierren el cielo para salvar la vida de las personas?”, ha dicho.
El mandatario ucranio reclama desde hace días el cierre del espacio aéreo de su país, aunque, como reconoció el martes, ya ha asumido que Ucrania nunca va a formar parte de la Alianza Atlántica. Tras días de exigir, sin resultados, que la OTAN impusiera una zona de exclusión aérea sobre el país para evitar los ataques aéreos de las fuerzas invasoras de Rusia, Zelenski dijo que la ciudadanía empieza a darse cuenta de que el país solo depende de sí mismo y de la ayuda de sus aliados, y advirtió de que otros países pueden ser los siguientes en sufrir la agresión rusa.
En Kiev, los bombardeos este miércoles han provocado el derrumbe de un edificio residencial de 12 plantas y de otro de nueve, causando al menos dos heridos, según el Servicio Estatal de Emergencia ucranio, y obligando a evacuar a 35 personas. Durante la madrugada se han oído al menos tres fuertes explosiones en el oeste de la capital, una zona que ya había sido objetivo militar el día anterior. La ciudad vive bajo toque de queda, y sometida a ataques que se centran en objetivos civiles.
La bombardeada capital ucrania recibió el martes la arriesgada visita de tres jefes de Gobierno de países de la Unión Europea ―Polonia, República Checa y Eslovenia― para reunirse con Zelenski, que agradeció el gesto de apoyo. “Vuestra visita a Kiev en estos momentos difíciles para Ucrania es un claro signo de apoyo”, indicó a través de su canal oficial de Telegram, en un mensaje acompañado de un vídeo del encuentro. Los tres dirigentes se encuentran ya de vuelta en territorio de la UE.
Los ataques se han repetido en la asediada ciudad costera de Mariupol, donde las autoridades ucranias denuncian que las tropas rusas han tomado como rehenes a 400 médicos y pacientes de un hospital, así como en Zaporiyia, ambas en el sudeste del país, y en los alrededores de Odesa (suroeste). Precisamente de Mariupol consiguieron escapar el martes unas 20.000 personas a través de los corredores humanitarios, pero “cientos de miles” permanecen en la localidad en una situación crítica. Antes de la guerra, la urbe contaba con unos 450.000 habitantes. El enclave es una pieza clave para que Moscú enlace la península de Crimea, anexionada ilegalmente en 2014, con la zona separatista prorrusa del Donbás, al este del país.
Tomado de El País de España
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