Este miércoles 7 de abril, al menos cincuenta personas en condición de inmigrantes se apostaron frente a la residencia de la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, para pedir que interceda por los derechos de los indocumentados y de quienes aspiran a migrar hacia este país.
Al son de «Kamala, escucha, estamos en la lucha», conciudadanos clamaban junto a sus hijos por el fin de las deportaciones y la detención de los inmigrantes menores de edad. También rogaban por un método de garantía de estatus legal o nacionalidad a millones de indocumentados y a los trabajadores considerados esenciales.
Medios estadounidenses detallaron que este grupo de inmigrantes acudió al llamado a Harris en vista que fue la encomendada por el presidente Joe Biden para frenar la migración irregular desde Centroamérica.
«Por favor, pare las deportaciones, dé algún permiso de trabajo, una ciudadanía, algo, porque nosotros estamos en este país y yo creo que no le hacemos daño a nadie, sino que venimos a trabajar y a salir adelante por nuestros hijos», pidió Verónica Gasca a Harris.
La mexicana, de 28 años, tenía 11 años cuando llegó a Estados Unidos para reunirse con su padre, pero cuando llegó descubrió que había sido deportado a su natal México.
Acompañada por sus dos hijas nacidas en EE.UU., no pudo contener las lágrimas cuando recordó que no ve a su padre desde hace 15 años. Además, se conmovió ante la posibilidad de que ella misma pueda ser expulsada del país.
“Puede ser que el día de mañana yo salga y me lleguen a arrestar o a deportar y ¿con quién se quedan ellas?”, se preguntó. Por eso, pidió a Biden una reforma migratoria y que permita que los niños migrantes detenidos puedan reunirse con sus familias.