Las elecciones de medio mandato en EE UU han sido más ajustadas de lo que las encuestas pronosticaban. También es verdad que los medios de comunicación nos han querido vender que habría una marea roja y el resultado, aunque mediocre para los demócratas, ha supuesto un gran alivio en relación con lo que decían las encuestas.
Los republicanos controlan la Cámara de Representantes y tras el recuento en Nevada y la elección de Catherine Cortez Masto, los demócratas controlarían el Senado. Solo quedaría por saber quién gana en Georgia, que acudirá a una segunda vuelta electoral el 6 de diciembre. Habrá un Congreso dividido, lo que pondría difícil cumplir con la agenda política prevista por el presidente Biden.
Parece increíble que en pleno siglo XXI y en el país tecnológicamente más avanzado del mundo, el sistema de recuento de votos en algunos estados sea del siglo XX.
Este retraso en el recuento produce incertidumbre y da pie a acusaciones de fraude por parte de algunos sectores. La solución debería ser bastante fácil y los demócratas podrían disipar las dudas que existen. ¿Por qué no se hace? ¿Desidia o conveniencia para que los demócratas se proyecten como los salvadores de la democracia en EE UU?
Las elecciones han sido vistas por muchos analistas políticos como una carrera para las elecciones presidenciales de 2024 entre el presidente Biden y el expresidente Trump, aunque ninguno de los dos se presentase.
En esta contienda parece que no ha habido un claro vencedor y el anuncio de Trump hace pocos días de presentarse a las elecciones de 2024 podría suponer un nuevo duelo entre los dos.
Sin embargo, el presidente Biden es poco probable que se presente debido a su edad, acaba de cumplir 80 años, su frágil salud y su escasa popularidad que según algunas encuestas no llega a 40 %. Según una encuesta de YouGov, 56 % de los americanos no quiere que Biden se presente a la reelección.
Trump se va a presentar, si sus procesos judiciales se lo permiten, aunque parece probable que tenga competencia y que algunos líderes republicanos se postulen haciéndole difícil su candidatura.
En caso de que Biden no se presente, los demócratas tendrían que buscar a alguien con más tirón, no es difícil, sin embargo, ya que a primera vista tienen poco banquillo. Entre los candidatos que podrían dar el salto destacan: Pete Buttigieg, secretario de Transportes, Gretchen Whitmer, gobernador de Michigan, y Gavin Newsom, gobernador de California. Este último es, sin duda, el candidato demócrata más competitivo, aunque él niega (con la boca pequeña), que vaya a postularse. Presentar a la vicepresidenta Kamala Harris, aunque sería la candidata natural, sería una muerte anunciada para los demócratas.
En el campo republicano hay más banquillo que podría destronar a Trump y algunos de los candidatos tendrían muchas posibilidades de ganar a cualquiera de los candidatos demócratas mencionados anteriormente. Entre estos posibles candidatos tenemos: Mike Pence, exvicepresidente con Trump, congresista y exgobernador de Indiana, Tim Scott, senador de Carolina de Sur, Ted Cruz, senador de Texas, y finalmente el más popular tras las recientes elecciones en Florida, Ron DeSantis.
En el lado demócrata, probablemente el único que podría hacer sombra a los candidatos republicanos es Gavin Newson. El gobernador de California y exalcalde de San Francisco es un gran orador, mediático y con experiencia. Ideológicamente está en el centro del partido demócrata, por lo que teniendo en cuenta como se ha escorado a la izquierda el partido en los últimos años, podría atraer a votantes moderados. Por el lado republicano, en una reciente encuesta de YouGov publicada el pasado 12 de noviembre de 2022, 42 % de los republicanos preferiría a DeSantis frente a 35% que preferiría a Trump como candidato a las presidenciales de 2024.
Ron DeSantis ha tenido un resultado histórico en Florida con 20 puntos de ventaja sobre el candidato demócrata, lo que ha tenido resonancia a nivel nacional e internacional y lo ha puesto en primera línea de salida de cara a 2024. DeSantis es un candidato conservador, pero no en el sentido tradicional del Partido Republicano, sino con una fuerte carga ideológica y que se atreve a combatir y desmontar la ideología woke que ha invadido muchos espacios de la sociedad americana y que es contraria a los valores y principios del pueblo americano.
En caso de que Trump no gane la nominación del partido republicano para las elecciones de 2024, en el lado republicano hay banquillo y probablemente DeSantis sea la mejor opción si lo que quieren los republicanos es llegar a la Casa Blanca.
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