Por: Ernestina Herrera
Las ciudades están llenas de historias y quienes son los protagonistas de estas historias, la gente. Nos hemos adentrado en otras ediciones a la radiografía de sectores tan importantes como lo son: La Gran Victoria y Tipuro, en esta oportunidad nuestra narrativa está orientada hacia Santa Inés, con sus calles polvorientas, con casitas y con ranchos de hojalata que guardan la cotidianidad de aquellos que constituyen grupos vulnerables de nuestro país.
Santa Inés surgió de una invasión, los terrenos ubicados al sur de Maturín eran propiedad de la familia Palacios y aunque la invasión de terrenos está tipificada como delito en el Código Penal Venezolano, en su artículo 471, los habitantes de estos sectores se fueron a tomar estas tierras alegando la falta de vivienda, detrás del hecho se hablaba de la rivalidad política que existía entre el Gobernador para aquel entonces José Gregorio “El Gato” Briceño y el Alcalde Numa Rojas, quien según indican algunos moradores del sector lidero la toma de los terrenos.
Muy delgada resulta difícil creer que en este cuerpo y en cada cadera de esta chica de 17 años pueda cargar a dos robustos bebés. Ella desafía el calor y el sol inclemente para aportar ayuda a una familia integrada por cinco personas y donde la única que trabaja es la madre, quien se desempeña como cocinera en un restaurante de la ciudad
“Intento sacar el bachillerato, pero el tiempo se me va en ayudar a mis hermanas con el cuido de los niños ellas salen a las casas a buscar trabajo limpiando”
-¿Y el cabeza de la casa, el papa de estos niños?
-La cabeza de la casa es mi mamá, los hombres se fueron para Brasil y por eso el poder seguir estudiando para mí es como algo inalcanzable.
Unas casas más allá un bebé en un colchón descansa bajo una mata, un hombre joven de apenas 33 años en silla de ruedas está en la puerta de esta improvisada casa de hojalata, mientras una mujer tiende la ropa.
Lilia (nombre falso para proteger a la menor) carga un niño. ¿Es tu hermano?, le preguntamos, ella responde: “No, es mi hijo”. ¿Qué edad tiene tú? “Catorce años “, responde. La mujer que tiende la ropa es su madre que con treinta años tiene cinco hijos, una de ellas la niña madre con la que iniciamos la conversación.
-¿Qué le paso al muchacho porque está en silla de ruedas?
-Él era caletero en el mercado quedó machacado con un camión desde entonces toda la parte inferior no le responde pero además tiene dificultades para hablar
Ellos habitan en uno de los últimos sectores de Santa Inés, uno de los que permanecen oscuros, pues no todas las calles tienen luz
En su rostro se observa una profunda tristeza, Catalino con 73 años se quedó solo, sus tres hijos se fueron para Brasil, vive de los 130 bolívares de la pensión, y el pago del bono de guerra , de los recuerdos y de las páginas llenas de cifras que ya están llenas con las interminables cuentas para poder estirar ese reducido dinero que recibe después de haber trabajado, este grupo el de la tercera edad como el de los niños, niñas y las mujeres constituyen ese grupo vulnerable caracterizado por la ausencia de la familia
Las carencias de Santa Inés van desde lo básico como alumbrado público hasta focos de contaminación como vertederos de basura improvisados. La falta de servicios básicos, e incluso asfaltado, en estos sectores data desde hace más de 20 años.
A esto se suma la falta de alumbrado público que también ha traído como consecuencia el incremento de la inseguridad en el sector. Los vecinos aseguran que por autogestión han puesto bombillos para alumbrar las calles y hacer frente a la oscuridad cada vez que cae la noche.
Por aquí en la noche no se puede ni caminar porque esto queda totalmente oscuro. Nosotros nos encerramos en las casas por la inseguridad, eso es moto y moto a cada rato. Ni cuando yo vivía en La Guajira veía estas cosas que veo por aquí”, detalló Freddy Montilla.
Con la temporada de lluvias llegan las preocupaciones para los vecinos de la comunidad Rosa Inés, quienes deben buscar alternativas para poder salir de sus viviendas ante la cantidad de charco en las calles sin asfalto.
Corrían los meses para la elección de diputados a la Asamblea Nacional del 2015 y desde el sector Villa Heroica se entregó un primer desembolso de 95 millones de bolívares, de un total aprobado de 200 millones, para la construcción de unas mil viviendas a 19 consejos comunales del corredor Santa Inés de la Misión Barrio Nuevo Barrio Tricolor en Maturín. Fueron beneficiados los sectores de la comuna en construcción Batalla de Santa Inés, incluyendo Santa Inés 1,2,3,4,5 y 6, El Milagro, Guarapiche 2, La Orquídea, Valenzuela, Villas Las Torres, San Judas 1 y 2, Villa Heroica, Villas Victoria, Rosa Inés, Brisas de La Laguna, Villas del Parque y El Tubo de Juanico.
Ese aporte no cambio para nada la situación de este barrio en donde nos adentraremos en sus historias porque las mismas encajan perfectamente en lo que se denomina nuestros grupos vulnerables: las niñas, los niños y jóvenes en situación de calle, los migrantes, las personas con discapacidad, los adultos mayores y la población indígena, cuyas carencias se han arraigado en nuestras sociedades.
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