El alto volumen de los equipos de sonido con los que promueven las ventas en las tiendas y comerciantes informales del centro de Maturín aturde a los transeúntes, quienes se quejan de los abrumadores sonidos que hay en las calles Monagas, Bermúdez, Bicentenario y Bolívar.
«Cada día es un guerra de sonidos que hay en el centro de Maturín; es música alta, gritos de los vendedores y de los buhoneros; uno sale a comprar y no puede ni hablar ni mucho menos caminar por las aceras del centro. Las autoridades no hacen nada al respecto. Exigimos que estas actividades sean supervisadas por los entes competentes«, dijo Rosa Flores.
Asimismo, los ciudadanos detallaron que la situación se agrava cada semana nadie respeta la tranquilidad de los compradores ni mucho menos de los consumidores.
Ada Reinosa destacó que «es una odisea venir al centro más en los fines de semana, porque uno se siente en una guerra de minitecas. Entre eso y el irrespeto de los dueños de los vehículos, que los estacionan en cualquier lugar, a uno como comprador no le provoca meterse en una tienda de esas porque el escándalo es demasiado grande».
Los entrevistados catalogaron las acciones tomadas por los dueños de esos comercios, y hasta por los mismos comerciantes informales, como una contaminación sónica lo que se vive a diario en las calles de la ciudad.
«Esto es una contaminación sónica lo que se vive en esta ciudad; nadie dice nada ni mucho menos hace para cambiar esta situación; en algunas tiendas, los buhoneros, los que venden y compran moneda extranjera; nadie le ha puesto un para’o a esta situación que afecta a mucha gente, y ni siquiera hay dónde uno poder ir a quejarse«.